Platón nos dejó la primera universidad, que duró más de mil años, y una enorme cantidad de problemas. Entre éstos se cuenta la tesis de los falsos placeres.
Porque ¿qué quiere decir el Fundador de la Academia cuando afirma en el Filebo que los placeres falsos existen o pueden existir? Usted y yo, como personajes del diálogo, podemos preguntarle a Sócrates: ¿Es ello posible? ¿Qué significa 'falso' en la expresión 'placer falso'? ¿Qué relación hay entre 'falso' e 'irreal', y entre 'falso' y 'malo'? ¿Qué clase de falsedad está en juego?
No pretendemos dar cuenta de esta difícil tesis, pero mucho se aclara si suponemos tres niveles de realidad. Primero, el material sensible. El segundo construido por el imaginario individual. Social es el tercero, nivel que marca el equilibrio y la articulación de la realidad sensible y de la realidad imaginaria.
El imaginario humano, como el de todo animal, ejerce la aestimatio y si hay estimación puede haber yerro. Aplicado a la tesis, podemos decir que el placer es creído como placer. No se está diciendo que el que goza no goza, sino que su opinión es falsa. ¿Por qué es falsa? ¿Dónde está la ilusión? Es obvio que no en la sensación, sino en la opinión que de lo placentero tiene el sujeto que disfruta el placer. Esto quiere decir, no que el placer no se da, sino que no posee las características que le atribuye aquél que lo siente. La respuesta a la pregunta deriva de este enunciado: Todos los hombres desean estar bien, pero no todos calculan su bien por los mismos principios.
La tesis platónica tiene un segundo aspecto que debemos destacar: la opinión falsa es sustentada por el hombre malo que se representa placeres futuros. Es entonces la exageración, la creencia de que su bienestar está en fabulosos goces exclusivos la raíz de la falsedad. Al no poder vivir aislado, al requerir de las atenciones y cooperación del semejante, exclusivo vale tanto como imaginario, y sólo los malos pueden tener esta creencia. O como lo dijo el maestro Simón Rodríguez: "Goza ficticiamente uno solo de las privaciones de muchos, y en realidad todos padecen".
Reduciéndonos al máximo, el placer falso es posible únicamente en la ignorancia. La falsedad está en la ignorancia que el sujeto que goza tiene del hermano que sufre. Por eso ambos padecen. Saber es, fundamentalmente, saber que el otro sufre como uno. Sólo así puede haber goce verdadero. El goce es goce compartido o es ilusorio. El goce es social, o no es goce, porque es el resultado más genuino de una elección racional: vivir en civilización, vivir en armonía con los otros.
Los nuevos dirigentes, que pretenden sustituir a un gobierno que en su momento llamó a los excluidos del banquete social, deben tener presente que la clase alta venezolana ha vivido salvajemente durante mucho tiempo. Y la media, también.
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Publicado por TalCual el 22 de diciembre de 2003, pág. 12
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