A pesar de sus deficiencias, los griegos se nos presentan en sus creaciones como el pueblo genial de la tierra. Todo el conocimiento posterior que poseemos del mundo no hace sino seguir tejiendo la tela empezada por ellos. Vemos con sus ojos y hablamos con sus expresiones.
También creación de este pueblo genial es Esparta. No produjo ningún gran pensador, ningún investigador, ningún artista. No se embelleció, como Atenas, con templos espléndidos ni con grandes obras de arte. Y es que la ciudad de Esparta era un campamento militar y el pueblo espartano, un ejército en pie de guerra, con el Peloponeso subyugado o en estado de sitio y amenazador hacia fuera.
Para mantener la estructura social , el Estado espartano organizó una policía secreta para prevenir cualquier eventual rebelión ilota. Clase mayoritaria dedicada a tareas rudimentarias y faenas agrícolas, los ilotas habían sido los pobladores originarios del lugar, pero fueron reducidos por los espartiatas a la más abyecta esclavitud. Esta especie de terror organizado fue el que permitió a la aristocracia espartana mantener su hegemonía y constituirse en la fuerza armada, por completo al servicio del Estado. Claro está, esto sólo se consiguió suprimiendo toda libertad individual.
¿Cómo era su organización política? Esparta fue el único Estado griego que mantuvo la monarquía; aunque, en tiempos históricos, fue una república aristocrática. Sus dos reyes eran comandantes en jefe del ejército. Pero la tiranía es una forma política que les resulta insoportable.
A lo largo de los siglos tuvo Esparta detractores y partidarios. Entre los últimos, S. Bolívar en Angostura. Al pedirle a la Historia que sirviera de guía en la carrera republicana, se encuentra con Atenas, que “nos da el ejemplo más ilustre de una Democracia absoluta y, al instante, nos ofrece el ejemplo más melancólico de la extrema debilidad de esta especie de Gobierno”. La República de Esparta, sin embargo, se le aparece como una invención quimérica, pero que “produjo más efectos reales que la obra ingeniosa de Solón. Gloria, virtud y moral y por consiguiente la felicidad nacional fue el resultado de la legislación de Licurgo”.
La Esparta clásica es el modelo admirado de la estabilidad oligárquica, educadora ejemplar de los ciudadanos en las virtudes cívicas. La estructura alcanzada y la orientación política exterior, en la que el orgulloso aislamiento no excluía la voluntad de poder, encerraban, sin embargo, todos los peligros del inmovilismo y la involución. Con el tiempo, los mismos factores que constituyeron su principal fuerza se transformaron en las causas directas de su decadencia. En realidad, los espartanos son uno de los pueblos más conservadores que conoce la historia.
A pesar de la opinión del Libertador, creo que debemos optar por Atenas con todos sus riesgos. Cuba es Esparta en sus peores momentos, cuando padeció una terrible tiranía y tuvo que ser salvada por los conquistadores romanos. Porque además de ser un pueblo en armas contra un enemigo que no la molesta , es la mayor cárcel de los tiempos modernos.
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