viernes, 18 de julio de 2008

¿Alegres viajeros?... los de antes


No hablamos de los que, en la Antigüedad y en la Edad Media, dejaron un día sus casas y sus cosas y pusieron de por medio leguas de tierras ignotas y mares tenebrosos para encontrarse con los monocoli, dotados de un solo ojo y gigantesco pie, que les servía para correr y para protegerse del sol o de la lluvia, echados sobre sus espaldas, o con los acéfalos, que vivían sin cabeza y con los ojos en los hombros y la boca y nariz en el pecho... Nos referimos a dos de nuestros más conocidos (aunque poco reconocidos) próceres: Francisco de Miranda y Simón Rodríguez.

Don Francisco de Miranda se echó a recorrer mundo en 1771 y murió planeando un nuevo viaje. Así llegó a ser el Precursor y Padre de la Patria venezolana. Porque él la imaginó mucho antes que muchos otros. Este “turista” almorzó con Washington en Filadelfia, tuvo encuentros cercanos con Catalina, Zarina de todas las Rusias; en los salones parisinos saludó a un joven militar llamado Bonaparte y, frecuentemente, hostigaba a William Pitt, Primer Ministro de la Gran Bretaña, para que le financiara la expedición libertadora de Venezuela. En ese menester, sobre la cubierta del Leander en 1806 mandó izar la primera Bandera de la nueva Patria, ideada por él “con los tres colores primarios del arco iris”.


Otro empedernido viajero fue Simón Rodríguez. Salió de Caracas en noviembre de 1795 para no regresar nunca más a ella, porque desde ese día se puso a patear Europa y América, a donde regresa por Cartagena de Indias en 1823. Desde Guayaquil emprende el antepenúltimo viaje, cuando huía de los acosos de un tal Zegarra, el prestamista del capital de una empresa de refinación de esperma para la fabricación de 
velas que fracasa. Con su hijo Cocho y un amigo, Camilo Gómez, se embarca en una balsa, como Noé. Enfermo, es llevado hasta Amotape, Perú, donde muere en febrero de 1854. Su penúltimo viaje es al Panteón de los Próceres en Lima en diciembre de 1924. El último lo hizo de Lima al Panteón Nacional de Caracas en 1954.

¿Por qué tantos viajes del maestro caraqueño? Algún autor se afanó en demostrar que sufría de dromomanía. Otro, con más cordura, estableció que sus movimientos en América tienen que ver, fundamentalmente, con sus deseos de publicar. Simón Rodríguez va persiguiendo las circunstancias que le permitan dar a conocer sus ideas, que fueron siempre “emprender una educación popular, para dar ser a la República imaginaria que rueda en los libros y en los Congresos”.

La República imaginada por Miranda, buscada desesperadamente por Rodríguez, ¿dónde está? Si esa no se encuentra aquí, ¿adónde la iremos a buscar? Rodríguez y Miranda, igual que los viajeros antiguos, al tomar distancia de sus propias patrias adquirieron conciencia de su valor. Los antiguos vieron seres fantásticos, que les recordaron su propia humanidad. Los venezolanos, desde lejos, reconocen su identidad. 

¿Cómo haremos nosotros para viajar sin divisas?

carloshjorge@hotmail.com
Publicado por TalCual el día 20 de mayo de 2003
Lector, si me dejas un Comentario, te lo agradezco. Me servirá para la construcción del blog.
Si no lo conoces aún, te invito a que visites carloshjorgeii.blogspot.com

No hay comentarios: