Los individuos que componen las familias de los acrídidos y testigónidos son cosmopolitas. Pero unos son gregarios; los otros, no. Los acrídidos gregarios y migratorios son las langostas, verdaderas plagas. En la fase solitaria, antes de convertirse en enjambres, las ninfas son de colores tales que se mimetizan en el medio que habitan con escasa actividad. Sin embargo, en un determinado momento se juntan y forman esas bandadas devoradoras de toda vida que encuentran a su paso, por tierra o por aire. Pero esto no ocurre sólo en el reino vegetal, también sucede en las repúblicas humanas.
En la necesidad de fumigar las langostas de funcionarios que se apoderaron de instituciones como el IVSS, CADIVI..., están de acuerdo partidarios de la revolución y de la contra. Por eso no está de más recordar algunos pasajes de los Diez días que estremecieron al mundo, cap. IV, que pueden ilustrar sobre la materia.
“La oleada impaciente de la tropa –escribió John Reed- nos empujó por la entrada de la derecha [del Palacio de Invierno], la cual conducía a una vasta sala abovedada, de muros desnudos: la bodega del ala Este, de donde partía un laberinto de corredores y escaleras. Guardias rojas y soldados se lanzaron inmediatamente sobre grandes cajas de embalaje que se encontraban allí, haciendo saltar las tapas a culatazos y sacando tapices, cortinas, ropa vajilla de porcelana, cristalería... Uno de ellos mostraba con orgullo un reloj de péndulo de bronce que llevaba colgado a la espalda. Otro había incrustado en su sombrero una pluma de avestruz. El pillaje no hacía más que comenzar cuando se escuchó una voz: “¡Camaradas, no toquéis nada, no agarréis nada, todo esto es propiedad del pueblo!” Inmediatamente repitieron veinte voces: “¡Alto! Volved a ponerlo todo en su lugar, prohibido agarrar nada, es propiedad del pueblo!”... En los corredores y las escaleras, debilitadas por la distancia, se escuchaba repercutir las palabras: “¡Disciplina revolucionaria! ¡Propiedad del pueblo!”...
“Fue confiscada así una variedad extraordinaria de objetos: estatuillas, frascos de tinta, colchas bordadas con las iniciales imperiales, candelabros, un bote pequeño de pintura, secantes de escritorio, espadas con puño de oro, pastillas de jabón, vestidos de todas clases, mantas... Los miembros de la comisión de registro, hablando todos a la vez, les explicaban que robar era indigno de los paladines del pueblo”.
Por definición, toda revolución vuelve a su punto de origen. La trayectoria del giro de la bolchevique fue de más de 70 años.
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