jueves, 17 de julio de 2008

Reliquias


Nietzsche ha condenado el cristianismo por ser una religión para la muerte. Y defendía al budismo por ser más realista, pues dice : Lucha contra el dolor. A pesar de esta opinión del solitario de Sils-Maria, ambas tienen gusto por las reliquias.

Desde el año 2000 los restos de Siddhartha Gautama recorren el mundo y en cada uno de los países miles de personas acuden a verlos para recibir su gracia, porque conceden felicidad, bendiciones y paz a quienes los contemplan con fe, aseguran los promotores. Se dice que ver las reliquias es como ver al Buda en persona. Esto se pudo comprobar en Caracas y en Puerto Ordaz.

Pero las reliquias, más que paz de espíritu, han fraguado auténticos torbellinos pasionales entre los creyentes, encendido enconadas polémicas, provocado peleas y guerras. Recuérdese que las Cruzadas se llevaron a cabo para rescatar los Santos Lugares de manos de los infieles.

Durante la Edad Media se llevó a cabo un insólito tráfico de objetos de culto, forma de afianzar la fe de los devotos y ... lucrativa fuente de ingresos, que hoy pueblan la existencia católica. Un historiador clasificó las reliquias de Cristo que poseemos en orgánicas e inorgánicas. Éstas, a su vez, pueden ser divinas o terrenales. Clasificó a las divinas en hematológicas (sangres de la Pasión o de la circuncisión; o tierra de Getsemaní impregnada del sudor de sangre), odontológicas (dientes de leche; dientes saltados por la paliza de Mc. 14,65; o el estacazo de Jn. 18, 22), cárnicas y capilares. Forman las terrenales cuatro grandes apartados: animales (la esponja con la que le dieron vinagre y hiel), vegetales (los pañales, el Pañolón de Oviedo, el madero de la cruz, las sagradas vendas y la Santa Sábana de Turín), metálicas (clavos santos, la lanza que lo perforó) y pétreas (el pesebre, la columna de la flagelación, el Santo Sepulcro y la casa de Nazaret que se puede visitar en Loreto, Italia).

Aunque pudiese sonar a chacota, el Santo Prepucio de Cristo ha supuesto un dilema teológico que obsesionó a los Padres y Doctores de la Iglesia. Y mientras los grandes teóricos especulaban sobre tan inquietante problema, muchas místicas protagonizaron insólitos éxtasis en los que el santo pellejo de la circuncisión de Cristo se les manifestaba en toda su gloria. Hoy en día se lo puede venerar en la basílica laterana de Roma; en Amberes, París, Burgos, Bolonia; hay otros en Besançon, Nancy y Metz; en Le Puy, Conques y en Hildesheim y hasta en... Calcuta. En Charroux (Francia) era tal la devoción que inspiraba el sagrado pellejo que llegaron a crearse cofradías, como la Hermandad del Santo Prepucio, encargadas de custodiar la reliquia conservada en esa ciudad, muy venerada por las mujeres embarazadas y por las que deseaban estarlo.


Nosotros no tenemos ninguna reliquia del fundador (?) del cristianismo, pero tenemos en la basílica de Santa Teresa una silla que sustentó las sagradas posaderas del Santo Padre en su primera visita a Venezuela. De locos, ¿no?

carloshjorge@hotmail.comPublicado por TalCual, pág. 13, el 16 de diciembre de 2004.
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