miércoles, 16 de julio de 2008

Owen viaja a Utopía



Roberto Owen (1771-1858), uno de los más grandes capitalistas de la Inglaterra de entonces, propuso un nuevo plan de asociación que llamó sociedad cooperativa. Denomina su sistema racional porque en él la nueva sociedad tiene todo previsto, desde los dogmas filosóficos hasta la forma de las construcciones agrícolas.

Concibió sus aspectos principales administrando un vasto establecimiento industrial en New-Lanark, donde obtuvo brillantes resultados tanto en interés de su fortuna como en el de las poblaciones que dirigía. Su error consistió en atribuir a sus ideas filosóficas lo que era debido principalmente al hombre, a su paciencia, a su esfuerzo y a su hábil dirección.

Como punto fundamental de su doctrina, Owen estableció el principio de la irresponsabilidad humana y de la igualdad más absoluta. Tal principio lo derivaba de la consideración de que el hombre no es libre, de que es bueno o malo, fatalmente, por la educación que haya recibido, por el medio en que vive y por las necesidades que padece.

El sistema “racional” destruía toda desigualdad de condición. Los talentos y las capacidades no se valoraban. No había ninguna propiedad particular, sino entera semejanza en el vestir, en el modo de vida, alimentación y morada para todos los miembros de la sociedad cooperativa. (Los jerarcas de la Revolución Cultural china lo copiaron al carbón y... así le fue al pobre pueblo chino). Este sistema, apoyado en una buena educación de la juventud, debía tener más vigor para la regeneración de los hombres –según el reformador- que las prisiones y las torturas del régimen habitual. La imposibilidad de adquirir bienes y elevarse por encima del nivel general debía secar la fuente del egoísmo y el espíritu de la rivalidad y, en consecuencia, todos los crímenes que resultan de ellos. Pues, ¿qué interés tendrían los hombres en ser malos cuando todos participan por igual y el reparto estaba señalado de antemano?

Lo anterior es verdad, pero también ¿qué interés tendrían en ser buenos? ¿Dónde se encontrarían los móviles para las grandes acciones? ¿Quién sería el sabio que se extenuaría sobre los libros para estudiar la naturaleza y arrancarle sus secretos? ¿Quién promovería los grandes descubrimientos, puesto que el ignorante tendría los mismos honores y ventajas? Y sin elevar tanto la mirada, ¿quién lograría que el perezoso abandonase su ociosidad, en un sistema donde todos tienen asegurada su vida con anterioridad?

El socialista inglés era, al mismo tiempo, hombre teórico y práctico. En el primer aspecto fue una de las más grandes inteligencias del siglo, según dijeron sus contemporáneos. En el segundo aspecto debe ser colocado en la categoría de los... mediocres. Con la experiencia de New-Lanark, tuvo la feliz idea de fundar, gracias a ilimitadas disposiciones favorables, la colonia más feliz y ejemplar que haya existido sobre la tierra: New Harmony, en Indiana, Estados Unidos. Sus dos mil obreros gozaban de los efectos benéficos de un régimen patriarcal, lleno de bondad y de sistemática tolerancia.

Lo cual no fue óbice para el más estrepitoso fracaso.


Publicado por TalCual, pág. 17, el jueves 3 de agosto de 2007
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