viernes, 28 de abril de 2023

La tesis filosófica de grado o postgrado (V)

 Amigo lector, esta es una de ocho entradas que componen un libro.

En la VI encontrarás el índice.


                                                     Capítulo 4                                      

EL ANTEPROYECTO

 

La presentación de un Anteproyecto –será Proyecto cuando haya sido aprobado por un jurado que designarán las autoridades académicas- es, generalmente, el primer paso que el tesista debe andar antes de presentar su trabajo de grado. A mi entender ha de  estar constituido por los siguientes items: Título, Introducción, Problema, Estado de la cuestión, Justificación de la investigación, Metodología y Bibliografía inicial. Pero, seguramente, le pedirán también Objetivos (general y específicos), Esquema tentativo de la tesis y Cronograma. Todos estos items conformarán, grosso modo, la Introducción de la tesis. Así que, lector, alégrese porque lo que elabora en este documento no será un trabajo inútil; por el contrario, además de ser la Introducción de su tesis, le permitirá a usted y a las autoridades saber que está en el camino correcto para llevar a cabo la redacción del manuscrito. Una pregunta crucial: ¿de cuántas páginas consta el Anteproyecto? En números redondos, yo diría que la de grado no debe pasar de veinte y la doctoral quizás pueda llegar a las treinta.

Título

De ello hemos hablado suficientemente en el capítulo anterior. Lo dicho sobre el título/subtítulo de la tesis es totalmente válido para el Anteproyecto de esa tesis. Solamente hay que hacerle un añadido. Es muy posible que el título que elija en el Anteproyecto deba ser revisado a la hora de hacer la redacción final del manuscrito antes de entregarlo para su evaluación. Yo diría que, si tal cosa sucede, es un buen signo, porque revela que se avanzó en la investigación para mejorarla. Seguramente necesitará presentar un escrito en donde solicita que se le acepte el nuevo título. Eso fue lo sucedido con Alejandro Morón. Su Anteproyecto se titulaba De la intuición a la estructura: aproximación algorítmica al método de lógica simbólica pergeñado por Charles Dogdson. Y el título definitivo de su magnífica Tesis de Maestría en  Filosofía, mención Teoría de la Argumentación,   UCAB, Caracas, 2015, quedó de esta manera: De las intuiciones a las reglas de formación y de transformación: Una Investigación lógico-filosófica en torno al proyecto de Lógica Simbólica de Charles Lutwidge Dodgson.      

Introducción 

También lo dicho en el capítulo 3 vale en este caso. Se entiende que la Introducción de la tesis es más amplia que la del Anteproyecto. Allí hay una visión global y una visión de partes, por ejemplo, que no posee la de éste. La razón es muy simple: el tamaño del Anteproyecto no requiere esa visión. Veamos un modelo de Introducción de Anteproyecto:


En la obra de Simón Rodríguez se percibe un manifiesto interés en la edad infantil de la humanidad, tanto para el ejercicio de la función de maestro que escogió como profesión desde su juventud, como para el ejercicio de su vocación filosófica en el desarrollo de su ideal de político republicano. En efecto, postula dicha edad como la adecuada o privilegiada para la construcción de la República en los países americanos recién independizados de la corona española en el Siglo XIX, destacando la necesidad de formar ciudadanos a partir de los niños, pues con los viejos ya poco o nada se puede hacer debido a sus arraigadas costumbres y opiniones, por lo que sería recomendable separar a los niños de la influencia de los viejos y formarlos en escuelas públicas, con maestros suficientemente preparados, para que reciban instrucción acerca de los oficios necesarios para la vida individual y educación para la vida ciudadana.

En los albores del siglo XIX después de la guerra de independencia, Don

Simón Rodríguez expuso sus ideas acerca de la importancia de la niñez para la fundación de las Repúblicas en la América española, como se expresa en el siguiente texto (OC, t. II, p.27):

   ¡Enseñen a los niños a ser PREGUNTONES!, para que pidiendo el PORQUÉ,   

de lo que se les mande hacer, se acostumbren a obedecer… a la RAZÓN!, nó

a la AUTORIDAD, como los LIMITADOS, ni a la COSTUMBRE, como los

ESTÚPIDOS. 

Se vislumbra en esta cita el enfoque que se opone a la obediencia irracional y ciega a la que se sometía a los niños de la época como algo normal, argumentando que ese trato los convierte en “limitados y estúpidos”. Por otro lado, también alega que “es menester ser muy severos con los niños – es menester cultivar su razón, haciéndoles aplicar su raciocinio a los asuntos sociales de su edad”, que exigía severidad en el uso de la razón, no en el uso de la violencia o de la autoridad; postula que “sólo la educación impone obligaciones a la voluntad, estas obligaciones son las que llamamos hábitos, y la ignorancia de los principios sociales, es la causa de todos los males que el hombre se hace y hace a otros” (OC, t. I, 229)  .  

Afirma de seguidas que

    En el sistema Republicano la autoridad se forma en la educación porque educar es crear voluntades, se desarrolla en las costumbres, que son efectos necesarios de la educación, y vuelve a la educación, por la tendencia de los efectos a reproducirse, la autoridad (OC,  t. I, 230)

En una época en que imperaban el látigo y toda clase de castigos físicos como métodos de ejercicio de la autoridad, tal como fue históricamente heredado por la cultura occidental de la agogé espartana, Simón Rodríguez apeló a la autoridad de la educación para crear voluntades, crear nuevas costumbres y hábitos, mediante el cultivo de la razón en los niños, insistiendo reiteradamente que era con ellos con quienes se podía lograr el cambio de hábitos y costumbres egoístas de la mentalidad colonial, para crear el nuevo ciudadano republicano que fuese capaz de someterse y equilibrar sus intereses individuales con el interés general, sin el ejercicio de la violencia o de la fuerza. Los niños son “tabula rasa” o página en blanco donde se pueden escribir sin resistencia los nuevos hábitos y costumbres; mas no así en los adultos, quienes por estar ya acostumbrados y habituados a lo antiguo y conocido, se resisten y ven como malas las nuevas ideas por el simple hecho de ser nuevas. En tales concepciones Simón Rodríguez parece tener concordancia con las ideas expresadas por Condorcet al inicio de la Revolución Francesa.

Decía además nuestro filósofo Rodríguez:

   Si los hombres fueran eternos (…) sus costumbres serían invariables. Pero unos mueren y otros nacen y los que nacen no traen costumbres. Empiécese con ellos a hacer unas diferentes (…) de las que dominaban a sus abuelos y de las que dominaban a sus padres (OC, t. II, p. 179)

No hay dudas de que Rodríguez colocaba el corazón de la República en la formación de los niños, pues en los adultos están instaladas las viejas costumbres y la resistencia al cambio, por lo que hay que sembrar en los niños las nuevas ideas mediante la educación ilustrada.

        Desde los filósofos de la antigua Grecia y Roma hasta nuestros días, la

formación de los ciudadanos ha tomado parte de las cavilaciones de los filósofos y pensadores, tal como ya se comentó en el caso de Esparta; así mismo, acerca de la educación en la antigua Atenas, expresa Abelardo de Paula Gomes:

Esa educación ofrecía dos aspectos fundamentales:

a) Normas para el trabajo, instrucciones claras para el hacer, para producir algo, lo que los griegos llamaban techné. En sus expresiones más simples, la techné era realizada por los trabajadores manuales, libres o esclavos.

b) El otro aspecto eran las normas de vida, un saber que se comunicaba para ser vivenciado por el hombre libre y si posible noble. Un saber que se llamaba teoría (theórein = contemplar). Su objetivo era propiciar el pleno desarrollo del hombre libre y su participación en la vida ciudadana. Se buscaba en la práctica, la formación del ser humano bello y bueno (física y mentalmente), el hombre poseedor de la areté, palabra de gran riqueza. (Fuerza, eficiencia, coraje, prudencia), que el latín tradujo por virtus, virtud). Hombre bello y bueno (kalós kai agathós). Este hombre libre y educado representa, para la cultura ateniense, la más bella obra de arte. La dicotomía existente entre la educación para el, mutatis mutandis, trabajo manual, la techné, y la teoría, saber intelectual, continúa hasta hoy, como un desafío a ser enfrentado en forma conveniente.

       Además de los diferentes enfoques griegos, también en la antigua Roma y en  el cristianismo primitivo existió preocupación por la formación de una “nueva creatura”, acorde con las ideas cristianas. Este proceso continuará a lo largo de la Edad Media según lo afirma Carderera, especialmente los enfoques en torno a la fe y la razón, tal como lo señala Mario Di Giacomo. Continúa la indagación en las ideas del Renacimiento y la modernidad, especialmente en lo relativo a la lucha entre el poder eclesiástico y secular, pues en la Edad Media la crianza y educación estaban bajo el estricto control y tutela de la Iglesia, pero a finales de la misma comienza el enfrentamiento entre el poder del papado y el de los reyes o emperadores por la definición de quién tenía la autoridad originaria para justificar el poder del otro, como fue el caso de la Guerra de las Investiduras.

       Así mismo, resulta importante el seguimiento de las ideas modernas acerca de la formación de las repúblicas y otros sistemas de gobierno diferentes de las monarquías, siendo relevante la revisión de los planteamientos de Maquiavelo, Montesquieu, Rousseau y Hobbes, cuyo estudio servirá de piso o fundamento para la comprensión de las ideas robinsonianas. En este sentido, habría que profundizar suficientemente en el entorno cultural y las ideas vigentes para la época en Francia, Inglaterra, España y sus respectivas colonias americanas, pues fue precisamente en dicha época y lugares en los cuales se formó y existió Simón Rodríguez. Sirven como antecedentes en esta parte las investigaciones de Rosario Hernández de Sánchez, quien realiza un extenso y laborioso análisis del tema en cuestión.

      Siguiendo los anteriores razonamientos, se considera importante revisar las ideas de Rousseau en el Emilio o De la educación, donde propone la forma de educar al ciudadano ideal incluyendo consejos de cómo educar a los niños, por lo que algunos autores han considerado esta obra como el primer tratado de filosofía de la educación en el mundo occidental. Este libro marca un contraste abierto con las ideas imperantes en su época, como es el caso de la ideas de Locke en su obra Algunos pensamientos sobre la educación, la cual fue asimilada rápidamente por la sociedad, mientras que la de Rousseau fue quemada en público, pues Locke se dirigía a la formación de los caballeros miembros de las clases altas, en tanto que Rousseau pretendía formar buenos ciudadanos.

 

Del Anteproyecto de Tesis de Maestría, mención Filosofía de la

Práctica,  de José Rafael Escalona Villegas, UCAB, 2014.

Título: La infancia en la filosofía de Simón Rodríguez como edad

 privilegiada para la construcción de la República.

      El problema

         Llegamos, lector, al corazón del Anteproyecto. Se puede decir que si el problema está claramente formulado, lo demás es añadidura. En realidad una tesis de Filosofía de grado o de postgrado es la solución al problema que el investigador se propuso resolver. A continuación el tesista puede comprobar el magnífico planteamiento del asunto de su tesis doctoral que hizo J. J. Rosales. Lea


El problema central de esta investigación tiene un origen reciente, es decir, proviene del debate contemporáneo entre dos concepciones antagónicas en el campo de la Filosofía de la Mente, a saber: la disputa entre quienes consideran que la experiencia perceptiva posee contenidos cuya naturaleza no es de tipo conceptual y quienes sólo admiten contenidos conceptuales en ella.

        En este mismo orden de ideas, York Gunther en su “introducción general” a Essays on Nonconceptual Content sugiere que, según el conceptualista, el contenido no intencional, a pesar de su conexión con el mundo, es un contenido sólo si está estructurado por conceptos que el portador domina. Sin embargo, no se han hecho esperar potentes resistencias al conceptualismo en muchas áreas del saber. Sea en el  campo religioso, existencial, estético, epistemológico, psicológico y en otros tantos.

Históricamente se ha sostenido en los campos antes mencionados, que existe un conocimiento inmediato, un contacto entre sujeto y objeto no mediado por conceptos, es decir, una experiencia directa. Ello sugiere que en la gran tradición filosófica se pueden hallar formas de contraste entre lo conceptual y lo no-conceptual. De modo que revisando la historia de la filosofía podríamos ser capaces de reconocer no sólo que la visión del pasado y del presente guardan similitud, sino también que sus enfoques pueden no ser tan diferentes como inicialmente supondríamos.

En el campo epistemológico, centro de este esfuerzo investigativo, se han dado intentos por fundar el conocimiento sobre elementos distintos al concepto, vale mencionar, entre otros: sensaciones brutas, intuición ciega, impresión simple, datos de los sentidos, tribunal de la experiencia, lo dado. Cabe decir que se busca el acceso directo al conocimiento, evitando así la mediación de los procesos abstractos y de inferencia.

        Ahora bien, un muy respetable grupo de filósofos contemporáneos que se ocupa de los problemas epistemológicos y de la mente, se ha empeñado en debatir sobre la conformación de la experiencia perceptiva. Dos tesis rivales copan la escena del debate filosófico, a saber, aquella según la cual la mente se vincula con el mundo sólo desde la perspectiva conceptual y otra que sostiene la primacía de conexión no conceptual con el mundo. Entre estos extremos, una tercera tesis, quizá mediadora, defiende la coexistencia de las perspectivas conceptuales y no-conceptuales en la conformación de la experiencia. Que al resumir el estado de la cuestión a estas pocas líneas se pueden desfigurar las dimensiones del problema, es un riesgo que se desdibuja en el desarrollo que este trabajo hace del contexto teórico que lo alimenta.

       Adelantamos, sin temor a las posiciones extremistas dentro del debate, que puede hablarse de tesis conceptualistas, no conceptualistas e integradoras sobre los contenidos de la experiencia.

        Subrayamos que en esta investigación no se trata el tema de la mente como problema, sino de los contenidos de la experiencia. A pesar de esto, encontrará el lector que al abordar la discusión sobre los contenidos de la experiencia, rozamos, inevitablemente, problemas inherentes al campo de la filosofía de la mente. Sin extraviarnos, tocamos los puntos que significativamente contribuyen con la aclaración y establecimiento de las consecuencias filosóficas del problema objeto de nuestra tesis.

         El examen sobre la naturaleza de los contenidos de la experiencia que llevamos a cabo, presta especial atención a la obra de John McDowell por parte del conceptualismo, y a la de Gareth Evans y Fred Dretske por parte del no conceptualismo. Pero encontrará el lector que, al igual que McDowell, la presencia y relevancia de la obra de Kant es evidente en estas reflexiones, pero a diferencia del enfoque del filósofo de Pittsburgh, encontramos que la doctrina kantiana da lugar a pensar en una referencia al objeto sin el concurso de concepto alguno. Por supuesto, no reclamamos para nosotros una genuina interpretación kantiana en detrimento de la que hace McDowell, en absoluto. De hecho, a pesar de nuestra inspiración kantiana, nos alejaremos de él en no pocos puntos.

          En vista del tema y de la especificidad del problema, hemos tejido la urdimbre de esta investigación apelando a los siguientes interrogantes, a saber: ¿Es el contenido de la experiencia completamente conceptual hasta el fondo, como sostiene John McDowell, o es completamente no conceptual hasta el tope, como afirma Robert Stalnaker?, ¿cuál es la naturaleza del contenido de la experiencia?, o formulada de otra manera, ¿son todos los contenidos de la experiencia conceptuales o podemos considerar que existen contenidos no conceptuales?, ¿en el fondo de lo conceptual se esconde un conocimiento previo no-conceptual?, ¿nos es permitido aproximarnos a una concepción más cercana al sentido común, representada por Kant, de acuerdo con la cual el conocimiento aplica conceptos a lo no conceptualmente dado?

         Una vez planteadas las interrogantes o cuestiones centrales, conviene exponer algunas preguntas subsidiarias que permiten dar una forma bien definida a la investigación, y además, ayudan a dar respuesta a las interrogantes principales. En consecuencia, preguntamos: ¿Qué es contenido conceptual de la experiencia?, ¿qué ha de entenderse por contenido no conceptual de la experiencia?, ¿cuál es el rol de la intencionalidad?, ¿cuáles son los sentidos o caracterizaciones de la experiencia que pueden servir para orientarse en la elucidación de los contenidos de la experiencia?, ¿cuál es la relación que cabe establecer entre percepción y experiencia? y ¿cuál es el rol del lenguaje en la determinación de los contenidos de la experiencia?

 

De la Tesis de Doctorado de J. J. Rosales Sánchez

Título: ¿Conceptual hasta el fondo o no conceptual hasta el tope?

             Dos tesis rivales sobre los contenidos de la experiencia

 

Estado de la cuestión


Como se dijo en otro lugar, el tesista no es el único en abordar el asunto que es objeto de su tesis. Por ello debe hacer un inventario de aquellos  autores y de aquellas obras que se han ocupado de él para tener todo lo que en el sentido del problema planteado ha sido escrito.

Es posible que se haya dicho poco o nada sobre el tema, esto habrá que señalarlo. Pero, de todos modos, aun tangencialmente pudiera haberse tratado el asunto. Sea como sea, el tesista tiene que abordar esta cuestión y no con una simple lista de mercado  de autores y obras como en el siguiente caso, que señala los antecedentes de la investigación:

 

En este trabajo se toman como punto de partida las investigaciones académicas realizadas en el país por reconocidos autores, tales como Carlos H. Jorge con sus obras Educación y revolución en Simón Rodríguez, La escuela de Simón Rodríguez, Los extractos de Simón Rodríguez, Un nuevo poder, estudio Filosófico de la ideas morales de Simón Rodríguez; así mismo el autor Juan José Rosales con sus obras La República de Simón Rodríguez, Sociedad y poder político en Simón Rodríguez, Ética y razón en la filosofía política y social de Simón Rodríguez (Trabajo de Grado de Magister); Carolina Guerrero con su obra Súbditos y ciudadanos, antinomias de en la ilustración de la América andina; Rosario Hernández de Sánchez con su obra Libertad de opinión y educación en el pensamiento político de Simón Rodríguez.

Así mismo se consideran relevantes otros autores que han escrito artículos en revistas indizadas o exposiciones en Congresos, tales como Reinaldo Villegas con su trabajo expuesto en el Congreso Robinsoniano de Caracas en el 2005, titulado Simón Rodríguez, maestro y pensador de un ideario originalmente Latinoamericano; Maximiliano Durán con su ensayo Infancia y hospitalidad en Simón Rodríguez; Francisco Ortega con su artículo Tomen lo bueno dejen lo malo: Simón Rodríguez y la educación popular.

 Igualmente hay que mencionar otras obras de divulgación como La Isla de Robinson, de Arturo Uslar Pietri; Ideario de Simón Rodríguez, de Alfonzo Rumazo González,  entre otros.

 

 A continuación le propongo al lector otro modelo que presenta el status quaestionis como debe ser. Pero antes permítaseme introducir el tema de la tesis tal como fue  titulada en el Anteproyecto y no su versión definitiva: De la intuición a la estructura: aproximación algorítmica al método de lógica simbólica pergeñado por Charles Dogdson.

El objetivo de investigación de A. Morón era demostrar, a partir de una lectura algorítmica –no diagramática- de la forma simbólica en general, la incapacidad de una lectura heurística de la forma de subíndices -en particular- para atacar de modo directo y efectivo polisilogismos hipotéticos avanzados.

De la intuición a la estructura: aproximación algorítmica al método de lógica simbólica pergeñado por Charles Dogdson es una investigación lógico-filosófica en la que se plantea un final alternativo al proyecto de lógica simbólica que fue parcialmente escrito por el lógico y matemático británico del siglo XIX Charles Lutwidge Dodgson en los textos destinados a conformar su libro denominado Lógica Simbólica. 

La obra Lógica Simbólica estaba concebida por Charles Lutwidge Dodgson en tres Partes según el grado de complejidad de los métodos y de los problemas tratados: una Primera Parte Elemental, una Segunda Parte Avanzada y una Tercera Parte Trascendental. 

Tomando en consideración la edición de Lógica Simbólica publicada en 1977 a cargo del filósofo británico William Warren Bartley III, se denomina Primera Parte Elemental al conjunto de Libros I-VIII de Lógica Simbólica. 

Los libros que constituyen la Primera Parte Elemental fueron publicados por primera vez en 1896, dos años antes de la muerte de Charles Lutwidge Dodgson.  William Warren Bartley III incluye la quinta edición de esos libros.

A  la recopilación de los conjuntos de Libros IX-XIV y XXI-XXII de Lógica Simbólica se le llama Segunda Parte Avanzada.   Ésta fue publicada por primera vez en 1977 en la edición de la obra a cargo de William Warren Bartley III.   La Tercera Parte Trascendental de Lógica Simbólica nunca se publicó. 

En general, en su proyecto de Lógica Simbólica, Charles Lutwidge Dodgson suscribe el núcleo duro del programa del polímata Gottfried Wilhelm Leibniz el cual  consiste en reemplazar la mera argumentación verbal por un cálculo deductivo en una lengua característica.

En su propósito de pasar de la intuición a la estructura en la obra Lógica simbólica de Charles Dogdson, mejor conocido como Lewis Carroll, Alejandro Morón pasa revista a vuelo de pájaro de un modo muy preciso –que de seguro es un águila-  a los escritos que se han hecho del famoso lógico inglés sobre esta obra. Veámoslo

William Warren Bartley III

Aunque en la introducción a su edición de Lógica simbólica de Charles Dogdson, William Warren Bartley III enfatiza que una cosa es la obtención de una conclusión no ambigua a partir de un conjunto dado de proposiciones generales, y otra, muy distinta, la prueba de la validez, y critica a todos aquellos que han privado a Dogdson de una justa lectura algebraica para menospreciarlo desde el marco de las obras de Gottlob Frege y de Bertrand Russell, obvia que, en relación con los extensos polisilogismos hipotéticos, el último recurso de Dogdson siempre fue la reducción al absurdo.

     Fancine Abeles

 En su texto Lewis Carroll’s Formal Logic Fancine Abeles confunde la heurística con la algorítmica cuando identifica la estrategia del subrayado con una regla de inferencia. En realidad, lo que puede relacionarse analógicamente con el razonamiento deductivo automático no es la heurística sino la algorítmica, la cual implica una asociación del lenguaje simbólico empleado –la forma de subíndices en este caso con una estructura matemática determinada –aquí el álgebra de Boole–.

 Por tanto, ni Bartley ni Abeles asoman la posibilidad de leer algorítmicamente la forma de subíndices, antes bien, sus exposiciones, ambas incoherentes, se  ajustan a la lectura heurística propuesta por Dodgson.

      Jerzy Pogonowski

      En el trabajo titulado Lewis Carroll’s Resolution and Tableaux de Jerzy

Pogonowski hay una clave para leer algorítmicamente la forma de subíndices propuesta por Charles Dogdson. Efectivamente, allí se establece una asociación entre esta y el álgebra de clases; inclusive se indica que la fórmula correspondiente a la primera figura silogística de Dogdson oficia como una regla de resolución. Sin embargo, a pesar de haber establecido tal conexión estructural, Pogonowski no solo insiste en probar la validez de distintos problemas, considerando como punto de partida la información suministrada por la lectura heurística de la forma de subíndices, sino que, además, cuando pretende recusar el método directo a favor del inverso alegando que las sugerencias aportadas por el subrayado o el registro de atributos son incapaces de determinar –por adelantado- todos los retinendos a la hora de resolver un árbol sin contradicción, confunde –al igual que Abeles- la aplicación de una estrategia heurística con el empleo de una regla de inferencia. Subrayar o realizar un registro de atributos no es equivalente a probar de modo directo, lo cual implica la identificación de una regla de inferencia y su posterior aplicación reiterada hasta tanto se haya construido la conclusión deseada a partir de las premisas dadas. Ciertamente, Pogonowski no intentó una prueba directa respecto de esos polisilogismos hipotéticos que denominó arboles sin contradicción.

De hecho, a diferencia de la prueba de la validez, la resolución directa parte –únicamente- de las premisas y de las operaciones propias del sistema algebraico asociado a la forma simbólica seleccionada.

Así, su propuesta no enfrenta el problema de la obtención de la conclusión, sino que, antes bien, se restringe a la prueba de la validez privilegiando el modo indirecto al directo de prueba.

La omisión de la prueba directa oculta el hecho de que, una vez establecida la asociación con la estructura algebraica, el tipo de polisilogismo hipotético al cual Pogonowski denominó árbol sin contradicción, puede tratarse, mecánica y directamente –sin registro de atributos ni subrayado-, mediante el método de silogismos separados propuesto en la primera parte elemental de Lógica Simbólica de Charles Dogdson.

J.D. Watson

En Complete Solutions to Dodgson's Hitherto Unsolved Example Sorites, J.D.Watson propone soluciones directas de 8 polisilogismos hipotéticos de la segunda parte avanzada, no obstante empleando un lenguaje de su invención denominado Sistema Notation, empero asociado a la estructura matemática del algebra de Boole.

Cabe destacar que, muy a pesar del título de su trabajo, en el libro XIII de la obra Lógica simbólica se ofrecen algunas soluciones de estos problemas mediante el método de los árboles.

En relación con las pruebas directas de Watson, hay que decir que no se explicita, en modo alguno, la eliminación de los eliminandos, antes bien, visualmente, en poco se distingue del subrayado de Dogdson.

Watson interpreta la fórmula correspondiente a la primera figura silogística de Dogdson como una instancia del silogismo hipotético, la cual emplea como única regla de resolución.

Todos, excepto Watson, se desviaron de la eliminación para corroborar si las sugerencias del registro de atributos o del subrayado eran o no adecuadas.

Empero, Watson, pese a la asociación algebraica, no descartó el subrayado.

No es necesario transferir a la forma de subíndices las limitaciones inherentes a la representación diagramática. Ambas formas de representación son simbólicas, y en ese sentido, ninguna es más fundamental que otra, sino, más o menos conveniente

 

Del Anteproyecto de Tesis de Maestría de Alejandro Morón Medina

Título: De la intuición a la estructura: aproximación algorítmica al método de

lógica simbólica pergeñado por Charles Dogdson

 

          Justificación de la investigación

Llegamos al momento de los porques, de los porques causales, no de los porqués interrogativos. Éstos debieron haberse hecho en el planteamiento del problema. Toca ahora dar las razones por las cuales la investigación ha de llevarse a cabo y señalar qué consecuencias y qué beneficios se siguen de ella en la apreciación que se puede hacer cuando se está solicitando permiso a la autoridad académica para llevarla a cabo sistemáticamente. Ofrezco a continuación un ejemplo que puede aclarar el punto.

 

La justificación de esta investigación reside en el aporte académico que permite el estudio y análisis de las ideas de uno de los pensadores más importante del siglo XXI, y en especial, este autor, es uno de los que ha permitido centrar de nuevo el interés por la reflexión filosófica, desde una visión pragmática y un enfoque “ironista”, el cual constituye el centro de la investigación. El enfoque desarrollado en la investigación no radica en concebir el concepto de ironía como una forma de agravio a nuestros oponentes, ni como forma de alcanzar o extraer un saber último; sino que consiste en el interés que Richard Rorty refleja por el ironismo como perspectiva holística entre lo público y lo privado, lo cual es clave fundamental para la consolidación de la solidaridad

Otro aporte, a favor de la justificación de la investigación, lo constituye la exploración de una visión integradora que permite desarrollar un panorama futuro de cómo la solidaridad entendida bajo los términos ironistas de Richard Rorty da lugar a una sociedad cada vez más consciente de la crueldades, tortura y males que aquejan aun en nuestro tiempo, haciéndonos reconocer no solo nuestra contingencia, sino la de nuestra comunidad y lenguaje. Esta visión permitiría, entonces, no sólo conocer las contingencias ya mencionadas y las herramientas más útiles, sino que posibilita también desarrollar amplia y pragmáticamente las condiciones referenciales para sociedades cada vez más libres, justas y solidarias.

Además, se justifica esta investigación en la revisión de las distintas concepciones que han existido acerca de la importancia de la ironía y cuál debe ser su papel en la consolidación de la solidaridad, como debe ser la visión ironista que fomente la realización privada y, al mismo tiempo,  no agreda a la realización de los intereses públicos. Es decir, el reconocimiento del otro como un nosotros básico para el desarrollo de la solidaridad y la autoconciencia de nuestra contingencia.

Desde los inicios del pensamiento racional hasta nuestros días, el hombre ha estado inclinado a describirse y describir el mundo en términos de un aparente orden natural que fundamenta la realidad humana, orden que constituye el léxico último que une lo público y lo privado en una naturaleza humana. En este caso, Richard Rorty considera esto como la intención de favorecer un discurso o descripción por encima de otros tantos, es decir, santificando un lenguaje y condenando  los otros. Por tal motivo, el ironista es considerado cruel ya que ataca directamente esa intención metafísica aun presente y fundamental en muchos. Desde ahí la ironía está en oposición a la solidaridad.

En fin, analizar las consecuencias de tales ideas dentro de la filosofía de Richard Rorty, como fundamento de la solidaridad, ya justifica este proyecto.

 

Del Anteproyecto de Tesis de Grado de Michel La Cruz

Título: Ironismo solidario: La ironía en la filosofía de Richard Rorty para    una perspectiva holística de la realización entre lo público y lo privado como papel fundamental de la solidaridad 

Objetivos

Pregunto: ¿cuál es el objetivo general del Tractatus logico-philosphicus, tesis doctoral por la que e1 18 de junio de 1929 L. Wittgenstein recibe su título por la Universidad de Cambridge? ¿Tal vez –como quería Ernesto Battistella- mostrar “cómo los caminos de la lógica conducen al misticismo”? ¿Y cuáles serían los objetivos específicos? No sabemos si se los comunicó a B. Russell y a G. E. Moore, miembros del jurado, pero en la obra no queda memoria de ellos. Únicamente el autor dejó constancia al comienzo del Prólogo de lo siguiente: “Quizás este libro solo puedan comprenderlo aquellos que por sí mismos hayan pensado los mismos o parecidos pensamientos a los que aquí se expresan. No es por consiguiente un manual. Habrá alcanzado su objeto si logra satisfacer a aquellos que lo leyeren entendiéndolo”. Generalmente, apuntar tales objetivos en una tesis de Filosofía no es sino una magnífica oportunidad para iluminar con fuegos fatuos un camino –el camino del método- que no suele ser muy derecho y que se angosta, se interrumpe, se devuelve y hasta... desaparece.

Permítame, lector, que explique por qué razones seguramente tendrá usted que señalar los objetivos de la investigación tanto en el Anteproyecto como en la Introducción de su tesis. Aunque, según mi entender, en un Anteproyecto de una tesis filosófica es (honestamente) muy difícil, por no decir temerario, apuntar tales objetivos, pues la investigación todavía no se ha realizado. Lo de los objetivos es una invención de licenciados y doctores en Educación y de su deseo de mejorar la pedagogía de maestros y profesores, y que los vendedores de formatos estandarizados de tesis han distribuido entre los que desean graduarse como profesionales.

 En efecto, la enseñanza es responsabilidad del profesor, tanto como el aprendizaje lo es de los estudiantes. En la compleja dinámica de enseñar y aprender, el profesor juega un rol verdaderamente importante, puesto que en el cumplimiento de su misión debe demostrar las competencias para concebir y desarrollar un proceso de enseñanza significativa, evitando a toda costa la improvisación. En otros términos, un profesor competente es capaz de organizar los objetivos y contenidos previstos en los programas de estudio en planes de clase, asociándolos, con criterios de pertinencia y funcionalidad, a metodologías de enseñanza (métodos y técnicas), recursos didácticos y estrategias de evaluación.

Según su propósito y alcance, los educadores señalan que los objetivos deben clasificarse en generales y específicos. Mientras que los primeros determinan de manera amplia lo que se espera que los estudiantes aprendan al término de un período académico o de cada una de las diferentes unidades que componen un programa de una asignatura, los segundos establecen de manera concreta lo que se espera que los estudiantes logren al término de un tema o temas que forman parte de una o más clases.

Los objetivos generales expresan de modo global o general los aprendizajes que se espera que los estudiantes adquieran al finalizar un lapso de tiempo relativamente largo, como en el caso de la culminación de un programa de estudio de una asignatura prevista para un período académico o de cada una de las unidades que integran este programa. Un objetivo general está constituido por un enunciado global sobre el resultado final que se pretende alcanzar, precisa la finalidad de la enseñanza y del aprendizaje en sus expectativas más amplias. Dadas estas características, los objetivos generales mantienen una relación de dependencia con los objetivos específicos, ya que de los primeros se derivan los segundos, que son los llamados a darles concreción. Lo que significa que del logro de los objetivos específicos dependerá el logro de los generales.

De acuerdo con las preferencias del planificador educativo y de acuerdo con su posición teórica (sociológica, epistemológica, psicológica y  pedagógica…) que asuma frente a la enseñanza y el aprendizaje, los objetivos específicos también suelen ser llamados objetivos en enseñanza, de aprendizaje u operativos.

Un objetivo específico bien redactado debe cumplir con, al menos, cuatro premisas básicas: a) ¿a quién va dirigido?, b) ¿qué tipo de desempeño se  debe llevar a cabo?, c) ¿qué condición se debe satisfacer o qué acción se debe realizar?  y c) ¿qué contenido se espera que el estudiante aprenda para lograr el objetivo?

Para facilitar el trabajo de redacción de objetivos, el psicólogo educativo norteamericano Benjamín Bloom presentó en 1956 una de las más importantes y conocidas taxonomías de objetivos educativos, comúnmente conocida como taxonomía de Bloom. Para el dominio afectivo, se suele emplear la taxonomía de Krathwohl, y la taxonomía del domino psicomotor de Elizabeth Simpson (1966) se suele reservar para centrar la atención en el desarrollo de las destrezas musculares o motoras en la manipulación de materiales y objetos, o en las acciones que requieren coordinación neuromuscular.

Pero como se dijo, todo lo anterior fue pensado para la buena  didáctica, pero no tiene nada que ver con la investigación, elaboración y presentación de una tesis filosófica. Sin embargo, es muy posible que la institución académica le exija –estimado tesista- la redacción de tales objetivos. Para facilitarle el trabajo, todos los objetivos –que deberían ser llamados ‘líneas de investigación’, pues ésta todavía está por hacerse- deben llevar el verbo en infinitivo. Aquí le presentamos algunos que puede emplear para cumplir con la obligación. Si no encuentra el verbo que precisa, busque en internet ‘listas de verbos en español’. Aquí está nuestro aporte:


Abordar

abrir

abstraer

aconsejar

acopiar

acotar

actualizar

adaptar

admirar

adoptar

adquirir

advertir

afectar

afianzar

afirmar

agregar

aislar

ampliar

analizar

anexar

añadir

aplicar

apoyar

apreciar

aprovechar

argumentar

arreglar

asentar

aumentar

averiguar

 

Balancear

Borrar

 

Calcular

caracterizar

circunscribir

citar

clasificar

clausurar

compilar

completar

componer

comprender

comprobar

comunicar

conciliar

concordar

condensar

configurar

conjeturar

conjugar

conocer

constatar

consultar

contar contemplar

contestar

contradecir

contrarrestar

controlar

conversar

convertir

coordinar

copiar

cotejar

cuestionar

crear

criticar

 

Dar

descomponer

decantar

decidir

decir

declarar

defender

definir

deliberar

delimitar

demostrar

denotar

depurar

derivar

derribar

desarrollar

descartar

descifrar

describir

descubrir

datar

debatir

desenredar

desglosar

deshacer

deslindar

desplazar

destacar

detallar

destruir

determinar

detener

develar

diferenciar

dilucidar

discutir

disentir

diseñar

disminuir

disociar

disolver

disponer

disputar

distinguir

dividir

documentar

dudar

 

Educar

ejercitar

elaborar

eliminar

emprender

emular

englobar

ensayar

enumerar

enunciar

equilibrar

erradicar

escoger

especular

establecer

estimular

estrechar

estructurar

estudiar

evaluar

examinar

excitar

excluir exhibir

exonerar

 

experimentar

explicar

explorar

exponer

expresar

 

Facilitar

fijar

filosofar

finalizar

fomentar

forjar

formar

formular

fraccionar

fundamentar

fundar

fundir

 

Garantizar

generar

glosar

 

Hablar

hacer

herir

hilvanar

honrar

 

Idear

identificar

ignorar

iluminar

ilustrar

impedir

implicar

incitar

incluir

incorporar

incrementar

indicar

influir

iniciar

inscribir

insertar

inspirar

instaurar

instruir

integrar

intercambiar

interceptar

interpolar

interpretar

interrogar

introducir

investigar

invocar

ir

 

Jadear

jugar

juntar

justificar

juzgar

 

Leer

legitimar

liberar

limitar

limpiar

llamar

 

llenar

loar

lograr

luchar

 

Manifestar

marcar

mediar

medir

meditar

mejorar

mencionar

mentar

mezclar

mirar

modelar

moderar

modificar

modular

moldear

mostrar

motivar

multiplicar

 

Narrar

negar

nivelar

nombrar

notar

 

Objetar

observar

obtener

ofrecer

omitir

opinar

oponer

ordenar

organizar

orientar

otorgar

 

Palpar

parafrasear

parar

parcelar

participar

pensar

perfilar

planificar

ponderar

poner

posponer

postular

practicar

precisar

preguntar

presentar

prever

probar

plantear

preservar

 

reducir

reflejar

reflexionar

reformar

reforzar

refutar

registrar

reincorporar

reiterar

relacionar

remediar

reparar

principiar

propiciar

pronunciar

proponer

 

Quebrar

quitar

querer

 

Raciocinar

razonar

reafirmar

rebajar

recapitular

recapitular

recobrar

reconciliar

reconocer

recopilar

regular

repasar

reunir

reconstruir

reproducir

resumir

retomar

revisar

 

Saber

salvaguardar

satisfacer

seleccionar

sentar

sugerir

sumar

suscribir

suponer

sustituir

 

Temperar

tener

terminar

tomar

trabajar

traducir

transcribir

transferir

tratar

tratar

trocar

 

Ubicar

ultimar

unir

usar

utilizar

 

Vaciar

valer

valorar

variar

vencer

venerar

ver

verificar

visualizar

 

Zanjar

zurcir

 

A continuación ilustramos este punto del Anteproyecto con un pasaje de una magnífica tesis  por la cual su autora se doctoró en Educación en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL). Dice así:

 

PROPÓSITOS ORIENTADORES

Propósito General

Generar una aproximación teórica a la construcción onto - axiológica de los imaginarios sociales del docente venezolano para comprender su influencia en la calidad de la educación.

Propósitos Específicos

-               Precisar en la normativa legal venezolana los imaginarios educativos instituidos por el Estado durante los períodos Democrático y del Socialismo del siglo XXI que pudiesen influir en los imaginarios del docente.

-               Develar los constructos onto-axiológicos que ha ido construyendo el docente venezolano sobre sí mismo y sobre el hecho educativo desde su proceso de formación inicial hasta la praxis en su desempeño profesional.

-               Interpretar el significado de los imaginarios vislumbrados en las representaciones sociales que ha adquirido el educador durante su proceso de formación y desde el discurso oficial implícito en la normativa legal venezolana.

De la Tesis de Doctorado en Educación de Mónica Ayala R.

Tìtulo: Construcción onto-axiológica de los imaginarios sociales del docente venezolano

 

Metodología

 

Gran parte del capítulo 1 y el capítulo 2 completo fueron dedicados a la metodología, a su importancia y  a los distintos métodos de que dispone un tesista para llevar a cabo su propósito. Convendrá recordar, ahora,  que señalábamos la existencia de métodos externos y de métodos internos al objeto de investigación. Entre los métodos internos,  recordamos también que los filósofos aplican, fundamentalmente, dos métodos generales e infinidad de métodos particulares.


El modelo que presento a continuación no es lo que desearía que hiciera usted, pero sí es un buen ejemplo de lo que habitualmente se estila. El lector verá entremezclados métodos externos e internos. Lo que yo propongo es la descripción de los métodos (internos) más generales y la de los especiales que sigue el investigador.

 

Tipo de Investigación

El presente trabajo de investigación es de tipo cualitativa, analítica, de acuerdo con Escalona, Belkys (2007). “La investigación cualitativa –dice- supone una manera de concebir la realidad, unos métodos para abordar su estudio, así como técnicas e instrumentos acordes con estos métodos y procedimientos de análisis y validación congruentes con los fundamentos teóricos que lo sustentan” (p. 13). Es analítica ya que, según Bunge (1981), “es aquella que trata de entender las situaciones en términos de las relaciones de sus componentes, de igual modo intenta descubrir los elementos que componen cada totalidad y las interconexiones que da cuenta de su integración” (ib. p.15). En la investigación analítica, el resultado es la identificación de los aspectos ocultos a los que no puede llegarse con una mera descripción.

De igual modo se sustentará en la búsqueda de aspectos no tan evidentes en el objeto de estudio, de aquello que aparece oculto y subyace a la organización interna, como,  por ejemplo, analizar, comparar.

  Es, también, una investigación documental.  De acuerdo con Baena (1985),   

“la investigación documental es una técnica que consiste en la selección y recopilación de información por medio de la lectura y crítica de documentos y materiales bibliográficos, de bibliotecas, hemerotecas, centros de documentación e información” (pág. 72).

 Igualmente Garza (1988)  considera que ésta técnica “...se caracteriza por el empleo predominante de registros gráficos y sonoros como fuentes de información..., registros en forma de manuscritos e impresos” (pág. 8).

Diseño de la investigación

Para establecer el diseño de la investigación, Altuve y Rivas (1998) aseguran que este diseño “… es una estrategia general que adopta el investigador como forma de abordar un problema determinado, que permite identificar los pasos que deben seguir para efectuar su estudio” (p. 231). Para ello, el trabajo se enmarcó dentro de una investigación analítica documental en función de los objetivos definidos en el presente estudio, donde se plantearon contrastar los conceptos de tolerancia y justicia partiendo del análisis de la concepción de Michael Walzer y John Rawls. Como señala Ferreres (1997) “…el diseño de la investigación ha de servir al investigador para concretar sus elementos, analizar la factibilidad de cada uno de los temas que formarán parte de los capítulos de dicho estudio” (p. 19).

La expresión ‘tolerancia’ puede ser utilizada en más de un sentido. En una de ellos Elizabeth Galeotti (1994) apunta que en la teoría política y en el lenguaje común el concepto permite una vasta gama de significados. Puede ser tomada como sinónimo de respeto, comprensión, o de debilidad o complacencia. Entre otras posibilidades, la idea de tolerancia se aplica tanto a la evaluación de una aptitud, como al razonamiento sobre el valor de esta aptitud. Es decir, puede ser utilizada para designar la aptitud para soportar, como cuando se dice que un objeto tolera el peso que sobre él ejerce otro objeto, o que un enfermo aguanta una cierta dosis de medicamento; como también para hacer un juicio de valor sobre esta aptitud, como cuando se dice que la tolerancia social es una virtud.

Michael Walzer (1998: 25) asoma algunas posibilidades semánticas del término ‘tolerancia’ como una actitud o un estado de espíritu. La primera de ellas estaría conectada con la práctica de la tolerancia religiosa en los siglos XVI y XVII, y consistiría en una aceptación resignada de la diferencia con el objetivo de mantener la paz. “Durante años y años –recuerda-  los pueblos se mataron unos a otros y, por suerte, finalmente se inició un cierto agotamiento: a esto llamamos tolerancia”. Una segunda posibilidad sería pasiva, relajada, indiferente a la diferencia: “toma todos los tipos y variantes para hacer un mundo”. Una tercera consistiría en el resultado de un cierto tipo de estoicismo moral: “reconocer por principio que los “otros” tienen derechos, incluso cuando ejercitaran esos derechos en formas que nos resultaran poco atractivas”. La cuarta sería la que “expresa una apertura hacia los otros”, una especie de voluntad de escuchar y aprender. Por último, encontraríamos, con la admisión entusiasta de la diferencia, una aprobación estética (de la amplitud y diversidad de la creación divina o del mundo natural) y como una aprobación funcional. La diferencia es una condición necesaria del pleno desarrollo humano.

La expresión tolerancia como valor, según Santos Gómez (2006), suele ser utilizada para informar que el principio de tolerancia es algo provechoso, ventajoso; que es una idea favorablemente valorada, un principio ético. Ella no debe confundirse con la idea del valor de la tolerancia, que vamos a utilizar para distinguir la señal que califica una determinada relación de tolerancia, que puede ser positiva o negativa. Por ejemplo, en un sistema de ideas, la tolerancia es habitualmente vista como algo positivo.

El principio dice que “es mejor ser tolerante que intolerante”. Este razonamiento hace referencia a la tolerancia positiva, que es la capacidad de convivir con la diferencia, de aceptar opiniones contrarias. Pero, además, existe un tipo de tolerancia negativa que  no es otra que aquella tolerancia para las malas conductas, para las malas acciones, en otros términos,  la complacencia en el error. Admitir que la señal de la tolerancia también puede ser negativa implica reconocer que en un cierto sentido y en determinados casos la tolerancia no es algo deseable ni puede ser aceptada.

En este sentido Martínez de Pisón (2001) tiene una visión diferente de estos términos. Para él, la tolerancia negativa se refiere al hecho de que alguien se abstiene de combatir la diversidad (la creencia, la opinión de los demás), y la expresión negativa se refiere al hecho de que el tolerante se niega a adoptar una postura contra lo tolerado, mientras que la tolerancia sin apelativos sería una acción positiva reiterada de una persona que se muestra tolerante.

En un sentido diferente, López Castellón (1995: 26) expresa lo siguiente:

Ello quiere decir que las fronteras de lo tolerable y lo intolerable nunca están definitivamente marcadas, pues, si lo estuvieran, el proceso moral individual y colectivo no tendría el carácter progresivo y emancipador que se le atribuye cuando se constata el tránsito histórico entre una tolerancia negativa (el mero abstenerse de coartar la libertad de conciencia y de expresión de otros, es decir, el simple soportar y permitir en aras de la convivencia pacífica) y una tolerancia positiva (valga la expresión) que entraña el reconocimiento y el respeto de un derecho.  

En otro orden de ideas, es importante aclarar cuál sea el objeto de la tolerancia religiosa. Para algunos entendidos esto se refiere a la libertad de creencia y de culto, o, en un sentido más amplio, la libertad de expresión del pensamiento y la libertad de manifestación. Pero el objeto no se confunde con el objetivo. El objeto de la tolerancia es una preferencia, una conducta, una opinión, que se desea proteger, y el objetivo de la tolerancia religiosa es el de garantizar el éxito del objeto. En este sentido, mientras el objeto de la relación de tolerancia religiosa es la libertad religiosa, el objetivo de la relación de tolerancia religiosa según Peña Vial (2007) es “garantizar que las elecciones en materia de religiosidad sean libres y personales, es decir, que las personas tengan la necesaria autonomía para optar por un ideal de fe” (p.15). Comúnmente el objeto de la tolerancia tiene un fundamento éticofilosófico. A su vez, el objetivo posee un soporte jurídico y político. La diferencia entre el objeto y el objetivo es que el objeto se reconoce identificando la conducta, creencia, opinión, etc., que se intenta defender, y el objetivo se reconoce observando cómo hará la defensa del objeto.

Conectado con lo anterior Locke (1689) en su póstuma Carta de la tolerancia expresa lo siguiente:

Aunque las divisiones de las sectas obstaculicen la salvación de las almas, el adulterio, la fornicación, la impureza, la lujuria, la idolatría y cosas semejantes no son menos obras de la carne, sobre las cuales el Apóstol ha declarado expresamente que los que las hacen no heredarán el reino de Dios (Gálatas, 5, 19-21). Por lo tanto, cualquiera que desee sinceramente alcanzar el reino de Dios y piense que es su deber tratar de extender sus confines debe dedicarse a desarraigar estas inmoralidades con no menos cuidado y diligencia que a la extirpación de las sectas. Pero quien haga lo contrario y, a la vez que se muestra cruel e implacable con aquéllos que difieren de sus opiniones, es indulgente con los pecados y vicios morales que son indignos del nombre de cristiano demuestra claramente, aunque tenga siempre en sus labios el nombre de la Iglesia, que su meta está en otro reino y no en el del reino de Dios” (p.19-20).

De todo esto se desprende que Locke sostiene (en carta a su amigo Van Limborch,  refutada y confrontada por Jonás Proast) que quien practique la tolerancia religiosa debe estar sujeto primeramente al análisis de quien se proclame tolerante; que no se debe manifestar intolerancia para algunas cuestiones y para otras no y omitir que hay cuestiones pecaminosas más relevantes que estar sancionando con la exclusión a todos aquellos que no promueven las mismas creencias religiosas. Esto se puede hacer extensivo a la intolerancia que manifiestan algunos grupos sobre aquellos que le son contrarios en cualquier opinión o creencias.

La afirmación anterior se ve sustentada en la nota al lector cuando se comienza a traducir la Carta de la tolerancia de Locke a latín primeramente y luego al inglés donde William Popple  expone las siguientes palabras: “Absoluta libertad, justa y verdadera libertad, igualitaria e imparcial libertad, eso es lo que reclamamos” (p. 54). De lo anterior extraemos la expresión más genuina del soporte documental de la presente investigación. Ella resume que la tolerancia y la justicia son las máximas posibles que se exigen y se reclaman en una sociedad.

 

De la Tesis de Grado de Ildemaro José Pérez Siso

Título: En torno de la tolerancia y justicia desde las concepciones de Michael Walzer y John Rawls

Índice inicial tentativo

 

Si usted apenas ha comenzado la investigación, construir este índice, que permite visualizar una tesis que no existe, seguramente le exigirá una gran dosis imaginativa. Creo que esto es lo que le pasó a Umberto ECO (1982:260) cuando nos presentó, como el primero de los modelos de índices de tesis, “el mundo de Charlie Brown”. Pero si usted ya ha avanzado en la investigación, es más, si ya está a punto de concluirla, entonces puede hacer como Yorbis Esparragoza cuyo “esquema inicial tentativo” –que presento a continuación- va a diferir poco del índice general definitivo de la tesis:


             Esquema Inicial Tentativo

CAPITULO I - LA IMPORTANCIA DEL RESCATE DEL SUJETO Y

 LA FEMINIDAD

CAPITULO II - ALGUNOS ASPECTOS FUNDAMENTALES DEL

LIBERALISMO CLÁSICO

Análisis de la concepción del sujeto

El sujeto como individuo, la mujer liberal.

Libertades económicas

Propuesta política liberal clásica

El rol de la mujer en una sociedad liberal

Público/Privado

La teoría Feminista liberal

Algunas Críticas al liberalismo

CAPITULO III – FEMINISMO DE IZQUIERDA, MARXISMO CULTURAL

Análisis de las concepciones del sujeto

El feminismo radical

El marxismo cultural

Medidas económicas marxistas

El Estado marxista

El rol de la mujer en una sociedad marxista

El feminismo postmoderno

Algunas Críticas al Feminismo Postmoderno

CAPITULO IV-ENSAYO CRÍTICO

CAPÍTULO V- CONCLUSIONES

 

Del Anteproyecto de Tesis de Grado de Yorbis Esparragoza

Tìtulo: El éxito desde la feminidad. Estudio inspirado por la doctrina      

liberal clásica de John Stuart Mill como crítica al feminismo de izquierda

 

Yo no participo de la idea de un “índice inicial tentativo” o “esquema inicial de la tesis” en el Anteproyecto, porque ¿cómo se puede visualizar lo que no se tiene desde lo que no se posee, esto es, desde la investigación que no se ha hecho? Sin embargo hablo de él porque seguramente se lo van a pedir a usted. No es difícil su elaboración,  si ya tiene el título de la tesis, ha planteado el problema y ha justificado su trabajo. Deberá, ante todo, relacionar los objetivos con el esquema pedido. Esa relación es la que van a tratar de ver los lectores de su Anteproyecto para evaluarlo. Por supuesto que usted tendrá razones de peso para quejarse de una tremenda falsedad que estará proponiendo, pero usted no será culpable de ello. Estos son los bueyes con los que tiene que arar, aunque usted hubiera preferido un buen tractor.

 

Bibliografía inicial

 

En este punto el tesista debe mostrarles a quienes van a convertir su Anteproyecto en proyecto de investigación académica la materia prima con la cual va a empezar a construir su tesis. Con toda claridad tienen que poder apreciar los ladrillos con los que cuenta, esto es, fuentes primarias y fuentes secundarias. Es un mal síntoma llenar este punto de obras intrascendentes para el asunto, por ejemplo, diccionarios de Filosofía o de idiomas, historias de Filosofía, enciclopedias… El pasaje que sigue, de María A. Ramírez,  pretende guiar en este sentido, pues a pesar de lo sucinta que pueda verse la relación de obras, todas, en general, apuntan a desenredar el título de la tesis que usted va a conocer después del pasaje.

 

BLUMENBERG, H. 2003.  Trabajo sobre el mito. Buenos Aíres: Paidós

CASSIRER, E. 1968. Antropología filosófica. México: FCE.

COLLI, Giorgio. 2006. Zenón de Elea. México: Sexto piso editorial

ELIADE, M. 1991. Mito y realidad.  España: Labor.

­­­___________2001. El mito del eterno retorno. Argentina: Emecé.

GADAMER, H. G. 1997. Mito y razón. Barcelona, España: Paidós.

JUNG, C. G. 1970. Arquetipos e Los arquetipos y lo inconsciente colectivo. España: Paidós

KERÉNYI, K et al. 2004. Arquetipos y símbolos colectivos, Círculo Eranos 1, cuadernos de Eranos. España: Anthropos.

KERENYI, K. 2012. Prometeo. Interpretación griega de la existencia humana. España: Siruela.

LÉVI-STRAUSS, C. (s.f.). Mito y significado. Alianza Editorial.

NIETSZCHE, F. 2012. El nacimiento de la tragedia o helenismo y pesimismo. España: Alianza.

NUÑO, J. 1985. Los mitos filosóficos. Exposición atemporal de la filosofía.  México: FCE.

PIEPER, J. 1998. Sobre los mitos platónicos. España: Herder.

RUSSELL, B. 1997. Ícaro o el futuro de la ciencia. Caracas: Monte Ávila.

SALUSTIO. 2008. Sobre los dioses y el mundo. Madrid: Gredos.

SAUVI, A. 1969. Los mitos de nuestro tiempo. Barcelona: Labor.

SCHELLING, F.W. J. 1999. Filosofía del Arte, Madrid: Tecnos

SOREL, George. 1973.  Reflexiones sobre la violencia. Buenos Aires: La Pleyade.

VICO, Giambattista. 1985. Principios de ciencia nueva: en torno a la naturaleza común de las naciones. Barcelona: Orbis.

WITTGENSTEIN, L. 2008. Observaciones a la rama dorada. Madrid: Tecnos.

 

 Del Anteproyecto de Tesis de Grado de María A. Ramírez Delgado

Título: Análisis de los mitos filosóficos de Juan Nuño.


Cronograma


Ya se sabe: estamos rodeados de virus por todas partes. Y el tesista no podrá evitarlos tampoco. El que más lo amenaza es conocido como  el causante de la llamada  enfermedad del tesista. No hay fórmula segura para eludirlo, pero sí contamos con algunas vacunas. La más general es el Cronograma de realización de la tesis. ¿Qué tan eficaz es? Yo diría que busca disminuir la intensidad de la virulencia, si se me permite la comparación con la gripe. ¿Cuáles son los síntomas que  delatan la presencia de la enfermedad? ‘He elegido una tesis equivocada superior a mis fuerzas’, ‘Quiero decir tantas cosas y no me sale nada’, ‘No puedo concentrarme’ son algunas de las expresiones más gruesas que dan cuenta de la  aparición de la enfermedad del tesista. Entonces  deja la tesis, la vuelve a coger, se siente defraudado y, en un momento, se justifica diciendo que el grado no vale la pena, que se puede tener éxito sin ese título que otorga…


Aunque señalo el Cronograma como vacuna contra la enfermedad del tesista -entre otras razones porque se lo van a pedir-, pienso en otros dos remedios posiblemente más eficaces: el trabajo sistemático y metódico y la apelación al amor propio.


Consideremos el primero. Algunos parten del siguiente razonamiento: cuando vaya a hacer mi tesis, será porque estoy preparado, porque terminé todos los créditos exigidos; eso significa que podré  sentarme y escribirla; los años dedicados al estudio me iluminarán. Si usted piensa así, mi estimado amigo, la realidad dice que nunca hará esa tesis. Es muy cuesta arriba para alguien que llega al  último tramo de su carrera y no sabe cómo concluirla. No digo que no pueda superar el obstáculo, pero mi experiencia me enseña que eso sólo sucede en muy contadas ocasiones.


Un estudiante de Filosofía no debiera cruzar el ecuador de su carrera sin pensar en su posible trabajo de grado. De este modo yo supongo que el graduando antes de concluir con el estudio  de los créditos ya ha avanzado en la delimitación del tema de su trabajo de grado y, posiblemente, ya tiene un título para su tesis. Si eso es así, ha de profundizar en el conocimiento del tema, fundamentalmente, acopiando y revisando fuentes secundarias. Es ese el momento de pensar en su Anteproyecto que le ayudará a coordinar las ideas, independientemente del tema que haya elegido.


Si ya elaboró y entregó el Anteproyecto, ahora debe terminar su trabajo. Esto no sucederá por inspiración, sino como resultado de un esfuerzo sistemático y metódico. Coloque el Cronograma en el escritorio para que le recuerde el final y los pasos que tiene que andar. Decida qué tiempo diario le va a dedicar. Yo diría que no menos de tres horas, invertidas en lecturas, análisis y fichaje, y no busque disculpas para no realizar el trabajo que nadie hará por usted. Si lo hace diariamente, esto es, de lunes a domingo,  en 120 días –en caso de una tesis de grado- podrá terminar su investigación y la primera redacción del manuscrito para dárselo al tutor y  que lo evalúe.


El segundo recurso que tiene ante sí es la apelación al amor propio, que es como su propia piel. Por amor propio entiendo un deseo de ser más que otro, si ese otro no vale mucho más que uno,  u otro tanto, si es  que en su consideración vale mucho. Usted no tiene por qué ser menos. Piénselo diariamente y la elaboración de su tesis irá sobre rieles.


Tutor

Ciertamente este punto no forma parte del Anteproyecto, como recordará el lector, pero con toda seguridad, en el momento en que presente el requisito académico para empezar la investigación, le va a ser requerida la aceptación de un tutor que la guíe. Presento aquí un modelo que se estila en la UCSAR y que perfectamente ilustra el punto:

ACEPTACIÓN DEL TUTOR

Por la medio de la presente hago constar que he leído el Proyecto de Trabajo de Grado (tesis) presentado por el ciudadano FÉLIX M. LÓPEZ M. para optar al título de Licenciado en Filosofía, cuyo título tentativo es Análisis filosófico de valores bioéticos en la legislación venezolana y consecuencias morales de su ausencia, y que acepto asesorar al estudiante, en calidad de Tutor, durante la etapa de desarrollo de dicho  Trabajo de Grado hasta su presentación y evaluación.

En la ciudad de Caracas,  a los 12 días del mes de septiembre de 201

 Nombre del tutor:

C.i. n°

Firma del tutor,

La pregunta, lector, que seguramente se está haciendo es: ¿y cómo elijo el tutor de mi tesis? ¿De qué criterio me sirvo? Yo le diría que puede seguir dos caminos, no excluyentes: el ideológico y el afectivo. Al menos eso es que lo que yo hice.

En mi trabajo de pregrado, tuve la fortuna de contar con la guía del filósofo argentino León M. Rozitchner. Con él compartía afectos, pero por él llegué al conocimiento de Simón Rodríguez. A él debí algunas de las ideas que quedaron establecidas en mi tesis. Para mi trabajo de postgrado conté con Ezra Heymann, entrañable maestro de tantos estudiantes de Filosofía de Uruguay y de Venezuela. Pero el maestro Heymann no había leído nunca una línea de Simón Rodríguez. Conoció al Sócrates de Caracas por mí. Yo exponía y argumentaba; el tutor sabía del tema por mí, pero analizaba muy críticamente la justeza de los argumentos. De ese diálogo entre tutor y tesista resultó el trabajo titulado Entre el deseo y el goce. Una aproximación al pensamiento ético-político de Simón Rodríguez (UCV, Caracas, 1999).

En realidad, ¿es imprescindible que el tutor sea un especialista en el tema que desarrollará el tesista? Yo diría que este hecho puede ser un obstáculo, pues “sin querer queriendo” –como reza el dicho popular- el tutor puede empujar a su tutorado a posiciones propias y no a las que debiera arribar el tesista si quiere ser original, propósito fundamental de una tesis.

Amigo, elija a su tutor. Adáptese a lo que le diga. Llévese bien con él pues él es quien lo defenderá ante el jurado cuando llegue el momento de presentar su tesis. De todos modos tenga siempre en cuenta que en cualquier momento podrá… cambiarlo.

  Lector, si me dejas algún comentario, tal vez pueda mejorar el libro. Te lo agradezco de antemano.