
lunes, 18 de mayo de 2009
A modo de preámbulo

miércoles, 1 de abril de 2009
TEORÍA DE LA REVOLUCIÓN: CONFEDERACIÓN

domingo, 8 de marzo de 2009
Teoría de la revoluciòn: Revoluciòn campesina
Teorìa de la revolución: El desorden

miércoles, 18 de febrero de 2009
Teoría de la Revolución: El juego

lunes, 5 de enero de 2009
Amor por razón de Estado

A despecho de los posmodernos, sigo proponiendo un retorno a los clásicos porque tienen mucho que enseñarnos.
En pleno Siglo de Oro el autor se atrevió a enfrentar el régimen absolutista del Cuarto Felipe con su “teatro de oposición”. Con una actitud audazmente agresiva, mostró el fraile su hostilidad al hombre recién devenido monarca. Y más. Tirso de Molina no suele ser complaciente con nadie, no sólo con los poderosos. Y no lo es porque, como cura, conocía la conciencia de la gente que se confesaba. Y lo que uno confiesa no son precisamente las virtudes, sino los pecados. Entre otros, el de la hipocresía.
Los diccionarios jurídicos suelen aclarar que tal “razón” constituye pretendida justificación de lo injustificable, sin otra fuerza que la proveniente de la autoridad que la invoca, si es capaz de mantener la decisión adoptada. Con esta expresión en los labios suele lanzarse todo ultimátum; y, tras la jactancia castigada, vuelve a lucir, humilde entonces, para implorar la paz cuando la derrota es inevitable. En lo agresivo, la razón de Estado se escupe al enemigo; en el armisticio, se suplica a los ciudadanos.
En lo nacional, la razón de Estado es muletilla del Gobierno para hacer cuanto quiere y sin explicaciones.
Buenos deseos

En algún lugar dijo alguna vez G. Deleuze que si queremos saber de qué materia está hecho el deseo, hay que preguntárselo a B. Espinoza.
“Cada cosa, en cuanto es en sí –nos contesta el filósofo holandés- se esfuerza en perseverar en su ser” (Etica, parte III, prop. VI). Y este esfuerzo no es nada exterior a la esencia de cada cosa, esto es, este esfuerzo es parte de su esencia, y esfuerzo que no envuelve tiempo definido: todo el tiempo, de manera indefinida, cada cosa se esfuerza por perseverar en su ser. Esto es lo primero que hay que considerar sobre la esencia del deseo.
Así están en Venezuela la oposición y la revolución. Por ello es que adivinos, arúspices, augures, clarividentes, elegidos, enviados y otros profetas, se dedican en estos días a iluminar el futuro inmediato de la nación que este año, más que pacer bucólicamente como buey de tierra -dicen que este es su año-, se nos presenta como toro bravo con ganas de destripar al adversario.
“En 2009 -se lee en la misma profecía-, Saturno no será propicio, tampoco Urano ni Neptuno, pero Júpiter en Acuario y Plutón en Capricornio aportarán una extraordinaria protección y luz”.
Volviendo a Spinoza, él nos ha dicho, también, que deseo es la esencia misma del hombre. Lo que equivale a afirmar que el hombre es de naturaleza contradictoria. Por ello no valen las cartas astrales. Por ello a veces no queremos ni desear. No es que no deseemos porque entramos en la rutina y estamos agobiados por el estrés; por el contrario, porque no deseamos, la rutina es nuestro refugio y el estrés, nuestra medicina.