jueves, 9 de octubre de 2008

Drama satírico

Estrechamente asociado a la tragedia, es el drama satírico un género literario -mal conocido porque han sobrevivido pocas obras- de la Grecia Antigua. El seudo Demetrio de Falero lo llama una "tragedia que divierte". No por eso se trata de una comedia ni mucho menos. El drama satírico pone en escena un coro de sátiros, desnudos e itifálicos, dirigidos por Sileno y enfrentados a un héroe mitológico del que se mofan. (De donde lo satírico es sarcasmo, burla, ironía, crítica...). La escena transcurre en una naturaleza salvaje. 

¿Por qué sátiros? Junto con los Epiganes y Silenos, los Sátiros eran divinidades agrestes de forma híbrida: mitad hombre, mitad animal. La más importante de esas divinidades agrestes era Pan, el dios pastor por excelencia. En torno de él se agrupaban los genios campestres, espíritus elementales de los bosques y las montañas. Partícipes del cortejo de Dioniso, los Sátiros amaban los bosques, las fiestas, el vino y... las Ninfas. Aunque no hay acuerdo sobre su origen, sí lo hay sobre su descripción: rasgos de macho cabrío, carácter sensual y conducta cobarde y perezosa

Drama satírico es el que vive desde el 10 de enero de 2007 Nicaragua y, en gran medida, toda la América ibérica. El drama no está tanto en la presencia de un sátiro en el poder que cometió asquerosas iniquidades, sino porque -como lo dijo M. Vargas Llosa- "ungido por los votos de los ciudadanos, en vez de estar pudriéndose en una cárcel", se halla al frente de la República, burlándose de la justicia divina y de la dignidad humana.

Los sátiros, de la Antigüedad y modernos, conservan el aspecto que tradicionalmente los caracteriza: rasgos bestiales y primitivos, permanente expresión de sensualidad en sus ojos (vidriosos). Por esta razón los artistas acostumbran a representarlos con cuernos y patas de caprinos. Un modelo de P. P. Rubens para su Dos sátiros seguramente se parecía a Daniel Ortega Saavedra. 

No encuentro el antecedente mitológico de Rosa Murillo, la madre de la acosada y violada durante veinte años, quien por poder es capaz de renunciar a la maternidad. Al degollar a sus hijos por defender la feminidad, Medea se nos presenta mucho más auténtica y pundonorosa que la guerrillera hombruna. Nuestros revolucionarios no creen en la denuncia de esclavitud sexual hecha ya en 1998 por Zoilamérica Narváez en contra de su padrastro comandante... porque piensan como él. "El me manipuló y me concibió como objeto sexual de un líder que se lo merecía todo. Así fue que sucedió (...) haciéndome creer que mi sacrificio aportaba y protegía a la revolución". 

Esta forma de pensar es comprensible si se acepta como válida la más perversa de las máximas que haya podido crear la teoría política: Dentro de la revolución, todo; fuera de la revolución, nada.

Publicado por Tal Cual, pág. 21, el miércoles 8 de octubre de 2008. Con dibujito.
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