martes, 2 de diciembre de 2008

Juicio de residencia

Creo, con Gadamer, que clásico es el autor o la obra que atravesaron los espacios del tiempo porque tienen algo que decirnos. Sea así con Simón Rodríguez y su Defensa de Bolívar. Allí escribió, a su manera, el filósofo de Caracas: “El suelo de los Estados Unidos está sembrado de ideas liberales—cultivado en todos sus puntos, por manos hábiles—y protegido por un ambiente de Libertad que respiran todos los habitantes; abandonado el suelo á su propia accion, es incapaz de adulterar sus producciones — el Presidente es un fruto del terruño: cada Ciudadano, cuando habla, sin afectacion dice Yo — en la América del Sur, al mas estudiado se le va la lengua, y dice MI AMO: en los Estados Unidos, los Empleos son casi Concejiles — se toman como una carga — y los que los solicitan, buscan en ellos un medio de hacer brillar su patriotismo y... los CONOCIMIENTOS con que lo sostienen... entre los hijos de los Españoles, se busca el empleo por el título ó por la renta, como lo veían hacer á sus padres: allá quieren servir, acá quieren representar”.

 Pasadas las elecciones en EE.UU. y en Venezuela, con las diferencias que anota el filósofo, aunque matizadas, no está demás que hablemos de responsabilidad, porque tanto aquí como allá, ser representante implica, ahora en el sentido ordinario del término, ser responsable. Pocos recuerdan que ‘responsabilidad’ viene de ‘responder’. Esto es, ser responsable quiere decir responder al representado por los actos que se han hecho. Y tal respuesta tiene dos caras. Por un lado, hay que asumir que “yo he sido” cuando los demás quieren saber quién llevó a cabo las acciones que fueron la causa más directa de tales o cuales efectos. Por el otro, hay ser capaz de dar razones cuando se pregunte por qué se hicieron estas acciones relevantes. ‘Responder’ -debiera ser obvio- es cosa que tiene que ver con ‘hablar’. 

En una democracia, la verdad de las acciones de representación pública debe exponerse, debe justificarse ante los demás. La persona responsable tiene que estar dispuesta a aceptar, tras haber expuesto sus razones y no haber logrado persuadir al soberano que pregunta, el costo en censura, marginación o castigo que suponga su discrepancia. 

En el antiguo procedimiento español, ‘juicio de residencia’ era la cuenta personal que un juez tomaba a otro, a un corregidor o alcalde mayor, o a cualquiera otra persona que desempeñara cargo público, acerca de la administración ejercida durante el tiempo en que el oficio estuvo a su cuidado.

 Creo que es una institución que debiéramos revivir, para empezar a juzgar, entre otras cosas, los daños causados por revolución. Alguien debe responder por el desastre hecho en nombre de “mi amo”.

Publicado por Tal Cual, pág. 20, el miércoles 3 de diciembre de 2008.


Lector, si me dejas un Comentario, mejoro el blog. Doblemente agradecido

No hay comentarios: