martes, 26 de agosto de 2008

Dos modelos

En la independencia de las colonias iberoamericanas del Imperio español, hubo dos tipos de emancipadores: los políticos ( fundamentalmente militares) y los mentales. 

A este segundo grupo pertenece, sin duda, Simón Rodríguez. Desde Oruro, el 30 de septiembre de 1827 le recuerda al héroe de Carabobo , Boyacá, Junín y Presidente de Colombia que “¡Jactancia... estúpida presunción será, tal vez, parecerá el decir que la emancipación del mediodía de América depende, para consolidarse, de la influencia de la influencia de un hombre tan oscuro como yo...!” 

Sobre el trabajo realizado por los llamados libertadores, escribió el filósofo caraqueño en 1843: “Somos independientes, pero no libres; dueños del suelo, pero no de nosotros mismos. Las preocupaciones [léase prejuicios] políticas que nos dominan no caducarán, como muchos lo esperan; al contrario, al lado de las ideas liberales, las harán bastardear. Otras fuerzas que las que empleamos para emanciparnos, debemos emplear para libertarnos... las de la razón”. 

¿En qué hombre libre está pensando el filósofo? Sin duda alguna, en el enkratés clásico. El modelo de hombre que tiene en mente como ideal es el del filósofo. Y más: quiere para América “un pueblo de filósofos”, deseo que será objeto de mofa por parte de sus adversarios. Y es que para Rodríguez, ser filósofo significa ser pensador, crítico, justo y reformador continuo, no profesor de Filosofía. 

El siglo XX elaboró en América Latina un tipo de político-guerrero un poco distinto al del siglo anterior: el guerrillero, revolucionario defensor de pobres, humildes y explotados. Fidel Castro, en la velada solemne en memoria del Comandante Ernesto Che Guevara del 18 de octubre de1967, trazó el retrato del modelo. “Si queremos expresar cómo queremos que sean los hombres de las futuras generaciones -gritó en la Plaza de la Revolución de La Habana-, debemos decir: ¡que sean como el Che”. “Che se ha convertido en un modelo de hombre no sólo para nuestro pueblo sino para cualquier pueblo de América Latina. Che llevó a su más alta expresión el estoicismo revolucionario, el espíritu de sacrificio revolucionario, la combatividad del revolucionario, el espíritu de trabajo del revolucionario, y Che llevó las ideas del marxismo-leninismo a su expresión más fresca, más pura, más revolucionaria. ¡Ningún hombre como él en estos tiempos ha llevado a su nivel más alto el espíritu internacionalista proletario!” 

Acabamos de enterarnos de que “la guerra de guerrillas pasó a la historia” y que “a estas alturas en América Latina está fuera de orden un movimiento guerrillero armado; esto hay que decírselo a las FARC”. 

Pero lo que causó tanto asombro, ya lo había dicho el filósofo caraqueño en 1834: “Descríbase una peste y se describirá una Revolución”, pues también se le puede llamar “calamidad...!... castigo...!... azote...!... plaga...”

carloshjorge@hotmail.com Publicado por Tal Cual, pág. , el miércoles 27 de agosto de 2008.
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miércoles, 13 de agosto de 2008

La gloria de la Sala

El asedio y la conquista de la ciudad de Numancia constituyen uno de los episodios más interesantes de la conquista romana de la Península Ibérica. El período final del asedio y toma de Numancia se desarrolló a partir del año 134 a.C., cuando el destructor de Cartago, general romano Publio Escipión, se puso al frente de un ejército de 25.000 hombres contra unos 10.000 asediados.

En principio, Escipión no se dirigió directamente contra la ciudad, sino contra el territorio que la circundaba, devastándolo. Levanta, entonces, una serie de torres de observación y fortificaciones y corta el paso por el río Duero, único punto de contacto de la ciudad con el exterior. 

Después de verse sitiada por Escipión durante unos ocho meses, Numancia se rinde agotada por el hambre y las dificultades. Algunos de sus habitantes prefieren darse muerte entre sí antes que rendirse a los romanos. De los rendidos, Escipión se guardó cincuenta para que lo acompañaran en su triunfo a Roma y al resto los vendió como esclavos. La ciudad permanecerá arrasada hasta comienzos del Imperio.

Numancia ha pasado a la gloria de la Historia por su valor, por su afán de libertad que le llevó a resistir durante once años a las poderosas legiones romanas con escasos medios y pocas posibilidades de éxito. Y es que por la gloria se sacrifica todo, sentenció un filósofo. Es cierto: en el altar de esta diosa se ofrenda el reposo, el caudal y hasta la vida. La religión católica la identifica con el estado de los bienaventurados en el Cielo; pero también la misma Iglesia le recuerda al Papa en su coronación: "Sic transit gloria mundi", que en buen cristiano quiere decir que la gloria del mundo se desvanece como el efímero humo del incensario. La verdadera gloria no pasa. La verdadera gloria es la inmortalidad, porque está en la memoria de los pueblos que de esa manera tributan agradecimiento a sus benefactores. Esa inmortalidad es una sombra de la vida que se prolonga en el tiempo más allá de un horizonte sin fin.

Pocos, un grupo de elegidos, tienen la posibilidad real de ver extenderse su existencia, tal como se suceden valles y montañas. Si en las circunstancias que el azar agita esos pocos no ven su gloria, los dados del tiempo les traerán, no la gloria, sino su contrario, el infierno en la eternidad, esto es, el olvido.

Asediada por todos los flancos, sin retirada posible y sin esperanza de conseguir ayuda, la Sala Constitucional del TSJ, por fin, se ha entregado. Con su decreto 1265 prefirió una vida de esclavitud a una muerte gloriosa.


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Publicado por Tal Cual, pág. 20, el miércoles 13 de agosto de 2008

viernes, 1 de agosto de 2008

A Carlos H. Jorge



Víctor M. Gruber F. 
gruberv@cantv.net

Estimado amigo, reciba un cordial saludo de uno de sus lectores, y mis sinceras felicitaciones por su artículo en TalCual sobre los lateros...

Cuando empezó el "glorioso" gobierno de Chávez en 1999, inmediatamente se potenciaron los males sociales que venía sufriendo la sociedad venezolana, y con ellos entre otras cosas aumentó el número de buhoneros y de lateros.

Trabajaba yo como profesor en un Colegio Universitario Oficial, en la esquina de Mijares; y según mis horarios, a veces cubría un turno matutino, otras un turno nocturno; así que estaba condenado a circular por el endemoniado centro de Caracas, unas veces de día, otras de noche. Era la época de la lucha a muerte contra el alcalde Peña, pasado del chavismo a la oposición; las "tomas" chavistas de la Plaza Bolívar; la "Esquina Caliente"; buhoneros por millares; lateros, ladrones, carteristas, y gentes de mal vivir, se mezclaban con nosotros, ciudadanos de a pie, que teníamos que trabajar en las instituciones privadas u oficiales, para ganarnos el diario sustento.

Mis alumnos del diurno se quejaban de las molestias, y atracos, que sufrían por la zona central, y en las camioneticas de pasajeros; las quejas de los nocturnos eran mucho mayores, y tenían razón.

Daba terror salir de un curso a las 10 pm, pasar por el frente de la Prefectura de Catedral, cerrada a cal y canto; igualmente que el Cuartel de Policía de las Monjas; la sede de la Gobernación de Caracas, la sede del Concejo Municipal, etc., etc.

Daba miedo circular por la Plaza Bolívar, tan desguarnecida, que bien podía ser cualquier ciudadano asaltado, violado, y muerto en ese desierto de autoridades; y ni siquiera quedaba el consuelo de refugiarse en la Santa Catedral, como en tiempos muy antiguos, para pedir protección al Señor, contra las maldades de los humanos, o de las fuerzas infernales.

Se me ocurrió una solución, y así se la recomendé a mis alumnos y colegas: salir al trabajo disfrazados de lateros, y en la bolsa negra usada para la recolección de latas, u otros objetos, llevar el traje formal para trabajar. Nos reíamos a quijada batiente al imaginar los millones de "lateros" movilizándose por la ciudad, en el Metro, y en el transporte público, para llegar indemnes a las empresas, colegios, o ministerios, y empezar a trabajar.
Motivo de risa adicional era imaginar los pasillos, las oficinas y los baños de esas instituciones, congestionadas con el personal cambiándose de ropa, y guardando el disfraz en la bendita bolsa negra.

Pero se presentaba un nuevo problema, los amigos de lo ajeno, siempre pendientes de los cambios sociales, y de las repercusiones en sus "negocios", empezarían a sospechar de esa masa millonaria de "neolateros", bañados, afeitados, perfumados, y de buenos modales; y por tanto los harían objeto de asaltos y otras violencias. Casi se me anulaban las variables de mi plan de "seguridad" personal, pero inmediatamente obtuve una solución: los "neolateros" tendrían que dejar de bañarse, afeitarse, perfumarse, y debían vestir andrajos, y tener malos modales tal cual los verdaderos: ¡El camuflaje perfecto! Por tanto, al final del indefinido mandato del chavismo, Venezuela presentaría orgullosa al mundo su modelo del "Hombre Nuevo" del Socialismo del Siglo XXI: lateros de verdad, verdad: barbados, sin bañar, sucios, hediondos, andrajosos, de malos modales, y pobres de solemnidad.

Hasta aquí mi fantasía.

Nota bene. Este artículo fue publicado por Víctor M. Gruber en la fecha de hoy, 01 de agosto de 2008, en Tal Cual, pág. 20. Es el necesario complemento de mi publicación del pasado 30 de julio y que puede leerse más adelante con el título de Elogio del latero.


Llegado hasta aquí, lector, te pido un Comentario para que me orientes. Salud