martes, 15 de julio de 2008

Esteban Cabet viaja a Utopía


Que un trabajador o un actor de cine pueda ser presidente; que haya un sistema de alcantarillado en las ciudades y cuartos de baño en las casas; que las ciudades se comuniquen por “caminos de hierro”; que llegue a haber excedentes de bienes; que la jubilación sea a los 65 años... todo eso, y muchísimo más, está realizado. En verdad, el tiempo le ha jugado una mala pasada a la ciudad ideal cabetiana. Claro que siempre será posible decir que, si bien se ha realizado en sus rasgos materiales, no así en los otros, en lo referente a la igualdad, la fraternidad, la piedad, la libertad... Esa utopía está aún por realizarse.

Esteban Cabet (1788-1856) popularizó la palabra y el concepto de comunismo con su famoso folleto Cómo soy comunista y mi credo comunista (1841). Pero la Historia retiene su nombre porque es uno de los poquísimos autores de un proyecto utópico totalmente acabado. Una utopía primeramente se sueña, alguna vez se escribe, pocas veces se diseña y casi nunca se construye.

En efecto, cuando vivía en Inglaterra, Cabet se adhiere a la idea de las colonias socialistas y publica la primera edición de su conocido libro Viaje por Icaria (1839). Nueve años después, los icarianos fundan una colonia en Texas, colonia que fracasa por la estafa de que fueron víctimas del vendedor del predio en donde se instalaron. El propio Cabet traslada entonces la colonia a Nauwoo (Illinois) y se convierte en presidente de la República Comunista Icariana hasta 1856, año de su muerte. Pero aún después de la desaparición de Cabet, los icarianos alentaron -siempre en EE.UU.- las comunidades de Nueva Icaria, en Cheltenham (Iowa), y por último, en Corning, hasta 1895.

Icaria es un sueño optimista, que el autor (nacido en la escasez) identifica con el verdadero cristianismo, el de los primeros tiempos. Por eso persuadió a otros de que tal retorno era posible. Lo único que se requiere es ser bueno. Y “ser bueno” quiere decir que hay que convertirse a la verdadera religión, el cabetismo, basada en la comunidad de bienes y la fraternidad universal. Viaje por Icaria está atravesada por el deseo de igualdad, la igualdad de los hermanos. Escribió el comunista: “¿Cuál es vuestra ciencia? – La Fraternidad, respondemos nosotros. ¿Cuál es vuestro principio? – La Fraternidad. ¿Cuál es vuestra doctrina? - La Fraternidad. ¿Cuál es vuestro sistema? - La Fraternidad”. En otros términos, la utopía se alcanza con la renovación espiritual del hombre, o como decían ellos: “Queremos una sociedad fundada en la Fraternidad, y, por consiguiente, queremos la Caridad Organizada, esto es, el Comunismo”. Pero ante el estruendo fracaso del experimento, tenemos el derecho a preguntar: ¿De qué fraternidad estamos hablando? ¿La de Caín y Abel?

Como pocas es hermosamente bella la aventura de Cabet, que se dirigió, principalmente, a los sentimientos altruistas de los hombres y sostuvo una concepción optimista respecto de la posibilidad de reformar la naturaleza humana
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carloshjorge@hotmail.com
Publicado por Tal Cual, pág। 17, el 3 de Julio de 2007
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