viernes, 18 de julio de 2008

Dirección El Valle











La Fortuna es una diosa por todos adorada. Sus devotos le suplican, le ruegan, invierten en ella. Religiosamente, todos los días, semana tras semana, por meses y años visitan sus santuarios y capillas.

Posiblemente en este país ningún otro dios, virgen o santo tiene más adoradores. En sus altares se sacrifica el rebusque diario, el sueldo mensual, hasta el patrimonio familiar. Con bingos, caballos, loterías, terminales, menjurjes, péndulos y plegarias, procesiones y velas, se pretende seducir a la casquivana y veleidosa diosa. Pero ella ama caprichosamente y concede sus favores sin considerar a nadie. Por más que te esfuerces, por más sacrificios que hagas, por más gritos que le des, por más ofrendas que pongas a sus plantas, no puedes hacer nada para obtenerlos. Y es que, como la justicia, ella es ciega, pero también sorda. Los antiguos la representaban presidiendo los sucesos de la vida, distribuyendo bienes y males sin saber a quién.

Adivinos, analistas, augures, brujos, cirujanoplásticos, elegidos, economistas, encuestadores, espiritistas, expertos, loteros, medicoalternativos, mentalistas, milagreros, místicos, numerólogos, parapsicólogos, pastores, predicadores, psicólogos, psíquicos, rematadoresdecaballos, reveladores, sanadores, videntes y otros optimistas de la Coordinadora Democrática venden sus contactos y buenos oficios ante la divinidad. También el Papa, que sigue creando mediadores. Todos ofrecen asegurar la suerte, el amor, la salud, el trabajo, el éxito, la vida eterna y... cambio de gobierno. Dotados de facultades extraordinarias, viendo el aura, oliendo orina, leyendo tabaco o café o las cartas o la marcha de los caracoles o las piedras; escudriñando el iris, interpretando sueños, analizando miserias, sacerdotes y sacerdotisas de la diosa prometen lo imposible. Porque la diosa no quiere saber nada de nosotros. Es inútil insistir. Hay que desistir, por ahora.

Porque sólo los profetas del desastre están acertando en sus predicciones. Según éstos, la diosa en este momento únicamente reparte males a la mayoría. Abramos el periódico de hoy, de cualquier día. Ahí podremos leer éstas malas noticias u otras parecidas: “Pelando clínicas del IVSS; Ratas, zancudos, escombros y basura sepultan al barrio Anauco de San Bernardino; La inversión vuela a Costa Rica; Disturbios en Liceo Andrés Bello por segundo día; Recesión obliga a cierre de tiendas; Decomisan 480 kilos de cocaína; Auguran fin del ejercicio del periodismo; La angustia se apodera de los pacientes renales; Un violento terremoto en Argelia causa más de 640 muertos y 4.700 heridos...”

 (Lo que es malo para unos puede ser una bendición para otros: las clínicas privadas, los vendedores de repelentes, la policía, los estudiantes flojos, los ticas, la competencia, los que recogen la basura, las funerarias y los enterradores...).

No siga leyendo. Lo que queda es ir a llorar al Valle. Tome el metro en Plaza Venezuela.

carloshjorge@hotmail.com
Publicado por TalCual el jueves 3 de julio de 2003
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